martes, 7 de octubre de 2008

RICARDO ALLIEVI


INSPIRACIÓN

¿Quién era esa mujer, esa dama incógnita? ¿Cómo todavía no la conocía ni la había visto nunca?. Buscaba desesperadamente encontrarla pero era esquiva. Todos gustaban de ella y algunos se jactaban de poseerla. El todavía la estaba esperando. Muchas veces se preguntaba si podría seducir y hacerlo.
Era joven, alto, delgado, atlético y sabía seducir a todas en su lugar de trabajo. Inteligente, capaz en todas partes, menos en la literatura, que era su debilidad y placer.
El profesor de la materia, conocedor de sus escritos, le decía que nada está librado al azar, que nada es casual sino causal, que no es cuestión de sentarse a esperar que venga la inspiración. Todo es cuestión, le aclaraba, de trabajo, disciplina y método. Que quizás, a él le faltaba eso porque ... escribir no es fácil.
Ese sábado cualquiera, de mañana, el tiempo parecía que no iba a cambiar por un buen rato. Desayunó sin apuro, sin ningún compromiso en todo el día.
Le llega el sonido de la lluvia que cae sin prisa, el rumor de algún auto en la calle y el brillo del agua en la vereda.
Se sobresaltó cuando el conductor redujo la velocidad pues el ómnibus debía tomar la última curva. Era la más difícil y pronunciada, parecida la que él estaba en ese momento.
Se asomó por la ventana de su pieza y vio que ella cruza corriendo, dobla la esquina y le llama la atención. Aparte de esa intrépida nadie se ha atrevido a salir, pero él quiere atraparla.
No lo hace porque sobre su escritorio tiene muchos papeles escritos para terminar. Son cuentos escritos. Unos sin sentido, otros "con un poco de" y uno sólo, el último, logrado después de una noche larga de intenso trabajo, esfuerzo y dedicación.
Simplemente sucede así pero percibe que hay algo más, algo que despierta dentro de él.
Al principio es sólo una sensación y lentamente empieza a comprender, Ese sábado está impregnado, inundado. Lo siente adentro y lo colma.
Vuela al escritorio, deja todo inmediatamente escucha y escribe en ese momento de gracia. Con esa mujer que vio venir por primera vez hacia él, está sentada a su lado y le dicta lo que está escribiendo.

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