Mi primer contacto con los dibujos de Derlis Maddonni fue en el 2006 cuando la revista Redes de Papel me entregó el segundo premio del concurso de cuentos que había organizado. El cuento era "La persecución" y tenía una ilustración suya en el centro.
Con el tiempo me fueron publicando otros textos. Carlos Margiotta, el director de la revista, tiene por costumbre enviarnos un ejemplar de Redes de papel vía mail con sólo los textos, no las ilustraciones, por lo que nunca podíamos saber si iban o no con ilustración de Derlis, su dibujante.
Honor siempre fue para nosotros que Redes publicara muchos textos de mi autoría, o de Diego González, o de Jorge Grosclaude, colaboradores permanentes de Letras Rojas, pero cuando nuestro cuento era el elegido para tener la ilustración de Derlis la sensación era más especial, el honor era el doble.
El profesor Guillermo Iglesias sostiene que los cuentos de uno son como hijos a los que uno defiende a capa y espada porque se los quiere a pesar de sus defectos; creo que uno, al igual que con los hijos, procura que tengan "buenas compañías". Los dibujos de Derlis siempre me dieron la impresión que enriquecían al texto, que nunca lo disminuyeron, que convivían con la obra literaria manteniendo ambos sus individualidades pero a la vez generando un nuevo producto, cuento y dibujo hechos uno, sin competencia, en mutua complementación, como buenos amigos.
Creo que sus dibujos se transformaron en un 50% imprescindible de Redes de Papel ya que dotaron a la revista de una identidad propia que la diferencia de cualquier otra del mundo; pero también sé, sin haberlo conocido a Derlis, que a él le hubiera hecho feliz que la revista continúe pese a que su ausencia deja un hueco o un agujero demasiado grande de llenar.
En los dibujos de Derlis uno puede adivinar parte de sus rasgos si haberlo visto nunca: experimentación permanente, búsqueda de formas nuevas, afán por plasmar los sentimientos y el alma de las personas, amor al arte, inmensa generosidad.
Generoso por lo que nos dio y nos sigue dando, porque sus dibujos quedan y en ellos está él, apoyando a tantos como nosotros que no publicamos libros, ni ganamos premios o dinero con la literatura, pero que si la amamos y que la consideramos importante para el desarrollo de una persona y de una cultura nacional.
En este número, Letras Rojas procura realizar un humilde homenaje a Derlis Maddonni, "dibujante" de Redes de papel; "amigo" que nunca conocimos personalmente; "maestro" que nos acompañó y nos seguirá acompañando, ahora con sus dibujos y su recuerdo, en la ruta permanente del crecer.
Con el tiempo me fueron publicando otros textos. Carlos Margiotta, el director de la revista, tiene por costumbre enviarnos un ejemplar de Redes de papel vía mail con sólo los textos, no las ilustraciones, por lo que nunca podíamos saber si iban o no con ilustración de Derlis, su dibujante.
Honor siempre fue para nosotros que Redes publicara muchos textos de mi autoría, o de Diego González, o de Jorge Grosclaude, colaboradores permanentes de Letras Rojas, pero cuando nuestro cuento era el elegido para tener la ilustración de Derlis la sensación era más especial, el honor era el doble.
El profesor Guillermo Iglesias sostiene que los cuentos de uno son como hijos a los que uno defiende a capa y espada porque se los quiere a pesar de sus defectos; creo que uno, al igual que con los hijos, procura que tengan "buenas compañías". Los dibujos de Derlis siempre me dieron la impresión que enriquecían al texto, que nunca lo disminuyeron, que convivían con la obra literaria manteniendo ambos sus individualidades pero a la vez generando un nuevo producto, cuento y dibujo hechos uno, sin competencia, en mutua complementación, como buenos amigos.
Creo que sus dibujos se transformaron en un 50% imprescindible de Redes de Papel ya que dotaron a la revista de una identidad propia que la diferencia de cualquier otra del mundo; pero también sé, sin haberlo conocido a Derlis, que a él le hubiera hecho feliz que la revista continúe pese a que su ausencia deja un hueco o un agujero demasiado grande de llenar.
En los dibujos de Derlis uno puede adivinar parte de sus rasgos si haberlo visto nunca: experimentación permanente, búsqueda de formas nuevas, afán por plasmar los sentimientos y el alma de las personas, amor al arte, inmensa generosidad.
Generoso por lo que nos dio y nos sigue dando, porque sus dibujos quedan y en ellos está él, apoyando a tantos como nosotros que no publicamos libros, ni ganamos premios o dinero con la literatura, pero que si la amamos y que la consideramos importante para el desarrollo de una persona y de una cultura nacional.
En este número, Letras Rojas procura realizar un humilde homenaje a Derlis Maddonni, "dibujante" de Redes de papel; "amigo" que nunca conocimos personalmente; "maestro" que nos acompañó y nos seguirá acompañando, ahora con sus dibujos y su recuerdo, en la ruta permanente del crecer.
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