La vida es un entre paréntesis en la eternidad, hubiera dicho Derlis Maddonni si nos volviéramos a encontrar en el atardecer del café Varela de Paraguay y Scalabrrini Ortiz. Pero no sería posible, el 17 de Octubre de 2007 se despidió para siempre dejando su talento en una carpeta de dibujos, los mismos que ilustraron durante una década las páginas nuestra revista. Fue amigo, maestro y modelo, compañero imprescindible en la hora de la desesperanza. Fue de aquellos hombres íntegros que viven de acuerdo a su pensamiento sin traicionar sus convicciones, sin venderse como artista.
Extraño su cálida amistad, su conversación descarnada, su mirada crítica de la sociedad y su talento creativo. Dibujante, poeta, fanático del jazz, de su generoso y amante corazón caían sobre el papel los trazos que nunca se olvidarán.
"Sólo navego en el pesimismo de la inteligencia... No creo que se pueda ser a la vez argentino y feliz..." me dijo en algunas de sus visitas al Tres Amigos de Barracas, mi café. Casualmente el recuerdo coincide con la publicación del número 150 de Redes de Papel, a la que tanto quiso y padeció con su desinteresada colaboración.
En este feliz acontecimiento (nunca tan poco feliz), en el que sentimos su ausencia, imagino las palabras que podría haber expresado ante el limitado reconocimiento que tienen los verdaderos artistas. "Aquí estoy, tratando de juntar el cuerpo y el alma, como para poder hacer algo que sea un legado a esta humanidad tan deshumanizada, y también imbécil, tonta e insípida.
Extraño su cálida amistad, su conversación descarnada, su mirada crítica de la sociedad y su talento creativo. Dibujante, poeta, fanático del jazz, de su generoso y amante corazón caían sobre el papel los trazos que nunca se olvidarán.
"Sólo navego en el pesimismo de la inteligencia... No creo que se pueda ser a la vez argentino y feliz..." me dijo en algunas de sus visitas al Tres Amigos de Barracas, mi café. Casualmente el recuerdo coincide con la publicación del número 150 de Redes de Papel, a la que tanto quiso y padeció con su desinteresada colaboración.
En este feliz acontecimiento (nunca tan poco feliz), en el que sentimos su ausencia, imagino las palabras que podría haber expresado ante el limitado reconocimiento que tienen los verdaderos artistas. "Aquí estoy, tratando de juntar el cuerpo y el alma, como para poder hacer algo que sea un legado a esta humanidad tan deshumanizada, y también imbécil, tonta e insípida.
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