La escena final
Jenara García Martín
Evelin, era una actriz que ya había pasado la raya de
los treinta años, y que en una etapa de su juventud tuvo fortuna y éxito.
Debido al alcohol su carrera fue al fracaso. Ahora su vida como actriz, era
el de una mujer acabada, despreciada en
el ambiente artístico de París, donde había triunfado. Para sobrevivir, agotada su fortuna, decide regresar a España
e instalarse en Madrid, lugar de su nacimiento donde había iniciado su carrera
de actriz, ascendente desde sus comienzos, por lo cual su éxito la llevó hasta
París, como primera figura de la
Compañía de teatro en la que
actuaba.
Volvía
cargada de un pasado de buenos recuerdos, pero olvidada rn el presente. Los contactos
con el ambiente ya no existían, salvo el de una verdadera amiga con la que
compartía cartelera en sus etapas de triunfos y quien la esperaba con el afecto
que siempre se tuvieron y con intención de ayudarla, pero con una promesa:
debía dejar el alcohol. Y fue promesa cumplida. Empezaba una nueva etapa en su
fracasada vida. A través de su amiga, regresa a los escenarios interpretando
papeles secundarios, acordes con su edad, en obras teatrales no de primer
nivel, e iba superando en sus actuaciones y ascendiendo en el reemplazo de los
papeles, que a veces, eran sin diálogo. Interiormente se sentía humillada, pero
lo importante era que podía sobrevivir, cubriendo ya sus mínimas necesidades, sin tener que
depender de su amiga.
-Ya
ni me conocen - comentaba a su amiga -, mas lo
considero positivo.
-Tienes
razón y una gran idea que tu nombre artístico, ahora, sea Adelina. El auténtico
ya ni lo recuerdan.
Pero
lo que desconocía era que un ex-compañero de escena, de cuando actuaba en Madrid,
antes de viajar a París y que era un gran admirador suyo, no había dejado de
seguir sus pasos y ahora la reconoció y comenzó a preocuparse por ella.
Así
fue como un día llevó una sorpresa impensable. La llamaron para un ensayo de
lectura de un papel de acuerdo con su edad, desde una compañía destacada en
cartelera. Al tratarlo con su amiga, que
conocía el teatro y la obra que representaban, la aconsejó que fuera a la
entrevista. Ambas sentían que
podría estar abriéndose alguna de las puertas cerradas por su fracaso y a
las que no había llamado. Se presentó a la cita en el lugar y a la hora fijada.
La ofrecieron hacer un doblaje por una representación, que aceptó, y la prueba
era leer el guión, que empezó a hacerlo con dificultad. Su estado de nervios la
traicionaron y la hizo dudar en la inflexión de la voz quedándose
paralizada. Hizo una leve pausa e imaginándose la platea del teatro aplaudiendo,
reaccionó y retomó la lectura, llegando hasta el final.
Cuando
terminó, el director pidió que repitiera la última escena, pues no estaba conforme
con ese ensayo, en el cual Adelina tenía el monólogo más importante de su insignificante
papel. Y el esfuerzo por superar la falla del ensayo anterior, la dio el aliento
que necesitaba, pues el director la citó
para repetirlo al día siguiente.
Y
fue la sorpresa más agradable que podía recibir. La aceptaron y firmó su primer
nuevo contrato como actriz, (papeles de reemplazos) pero si la obra tenía éxito
podía ser contratada para toda la temporada y si su actuación seguía como en el
último ensayo, hasta podría tener papeles de mejor nivel.
Se
sintió feliz y agradeció al director la oportunidad de poder seguir en la
compañía, prometiéndole esforzarse y
responder a las necesidades artísticas.
Se
esforzó al máximo y se sentía segura en las tablas, pero necesitaba un cambio
en su ropero privado. Su equipo de ropa no era lo más aceptable para asistir
a ese teatro y pensó en un prendedor que guardaba de sus
épocas de éxito que había sido un regalo muy especial y no se había desprendido
de él, a pesar de sus necesidades.
Ahora no tenía
otra alternativa. Lo llevó a un joyero
que compraba este tipo de objetos y pudo conseguir su venta por un valor menor
a lo que se suponía podía estar tasado. En esta situación, no importaba. Con
ese importe adquirió algunas prendas que
resaltaban algo su presencia. Y recurriendo a su amiga consiguió completar el
atuendo adecuado acorde al nuevo nivel teatral.
Así
comenzó su oportunidad de demostrar sus
cualidades de actriz,con papeles protagónicos, y disfrutar de los aplausos
que provocan la felicidad de los actores
al final de la representación de una Obra. En esa compañía se encontró con
algunos compañeros y compañeras de antaño y entre ellos estaba el admirador
desconocido quien también formaba parte
del elenco. Por el momento fue un secreto su
recomendación, entre él y el Director.
El
esperado día del estreno llegó y su actuación fue impecable. Firmaron el
contrato para la temporada y su nombre
ya figuraba en los afiches con la publicidad de la Obra.
Pero
como nunca la felicidad es completa, apareció entre los actores, el hombre por
el cual se había vuelto alcohólica, cuyos motivos habían sido el resultado de
la infidelidad de él y al reconocerla,
volvió a acercarse. A pesar del dolor que la causó aquel engaño, por un instante
se abandonó aceptando sus disculpas y un principio de reconciliación con nuevas
promesas como actriz. Fue el impulso de
volver a ser amada y ofrecerla un lugar importante, a su lado, en su propia compañía. Más al relatar a su
amiga este encuentro, la aseguró que estaba interpretando su papel de actor.
Que ella tenía conocimiento seguía con
la misma fama de mujeriego y en la actualidad se sabía mantenía relaciones
sentimentales con la primera figura de la Obra que tenían en cartel. Adelina reflexionó ante el comentario de su
amiga y juró no volver a jugar una carta a ciegas. En la nueva cita fue
decidida a romper definitivamente con
él. El se creía que la batalla la tenía ganada, mas frente a esa nueva Adelina, tuvo que dejar de actuar y habló como el
auténtico conquistador, mas las palabras de ella fueron claras y
terminantes.
-
Aquellos años juntos quedaron en el pasado y los borré hasta del diario de mi
carrera. Ahora soy yo, una nueva Evelin,
que quiere verte lejos y nunca más te acerques a mí. Ese capítulo de mi vida
está cerrado. Adiós Clip, si es que ése, sigue siendo tu nombre.
Esa
despedida fue definitiva. Nunca más se reencontraron. Un mes después la
compañía en la que ya actuaba con el
nombre de Evelin, debutaba en París, y
el principal actor era el admirador desconocido, con quien compartía una escena
al final de la obra.
“(
Ella representaba a una campesina, una mujer que lleva dentro de sí misma una
sabiduría y una fuerza moral capaz de
vencer hasta la tentación más atrayente. Con dulzura, amistad, con profunda
ternura tiene que decir adiós a
Francisco. A esas palabras no había respuesta, sólo dolor, y después de una pausa, él se dirige hacia una
puerta de la escenografía por la que
debe retirarse. Tiene la cara contraída).
(Ella
lo detiene y le dice): Has
intentado abrazarme y besarme …Quiero que entiendas que esto no te da
esperanzas.
- Entendido. ( Y sale cerrando la
puerta suavemente).
(Cuando se queda sola debe permanecer
por unos instantes como atónita,
perdida y con la mirada fija en esa puerta que acababa de cerrarse. Es el momento de la ESCENA FINAL. De una despedida obligada. Una campesina no
podía esperar un futuro junto al Señorito de la Capital, aunque sus intenciones
eran honestas. Ese final de la obra hacía brotar lágrimas en el público.) .
Y
también calurosos aplausos y volvió
Francisco al escenario para saludar. Tomados de la mano, compartieron los
aplausos con toda la compañía y el Director. La representación había sido un
éxito. Al día siguiente leyeron la
crítica en la prensa, destacando la calidad de la obra y el profesionalismo
actoral, con una dedicatoria especial al Director.
Ya
tenían asegurada la temporada en París y Adelina volvía a ser Evelin, sin
importar la etapa de su pasado.
Cuando
Francisco caminó hacia la puerta retirándose del escenario, Evelin, había
reconocido al admirador anónimo que sus
compañeras la comentaban que existía. Era en sus épocas de triunfo, antes de
trasladarse a París. Ahora había recordado su voz, sus pasos… Durante el saludo al público,
disfrutando de los aplausos, los envolvía una atmósfera real. No eran los
intérpretes del final de la obra. Al cerrarse
el telón, pasado el momento de
las felicitaciones del Director y Productor de la compañía, compañeros,
técnicos, etc. …Elos se dieron el abrazo
y el beso que se negaron en la “ escena final”.
Ese final, era el comienzo de un futuro juntos
(…)
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