HOJAS BLANCAS
Después de una lucha encarnizada, cuerpo a cuerpo, con Eros y Tanathos, el analista pudo dar con la verdad. Cuando, en un inusitado descuido, Eros permitió que la mano sagaz del analista arrancara de cuajo la máscara.
Desde ese entonces, Tanathos no engaña a nadie, pues ya todos conocen de su insidiosa costumbre de suplantar a Eros, quien, acorralado por las circunstancias, se aburre mortalmente de ser quien es.
Después de una lucha encarnizada, cuerpo a cuerpo, con Eros y Tanathos, el analista pudo dar con la verdad. Cuando, en un inusitado descuido, Eros permitió que la mano sagaz del analista arrancara de cuajo la máscara.
Desde ese entonces, Tanathos no engaña a nadie, pues ya todos conocen de su insidiosa costumbre de suplantar a Eros, quien, acorralado por las circunstancias, se aburre mortalmente de ser quien es.
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