DIVORCIO
La tristeza verdadera está en las tazas, en los sonidos del platillo acompasando una canilla mal cerrada. En cuanto a las tazas ¡oh, las tazas!, no se miran ni se tocan, los bordes se hacen ásperos y el líquido llega a labios vacíos de palabras: nada qué hacer ni qué decir en el desayuno de gargantas oprimidas sin apuro junto al diario.
Definitivamente se emborrona el recuerdo con el último sonido que decrece en el plato. Paralelamente queda, sobre la mesa, cada plato.
Definitivamente se emborrona el recuerdo con el último sonido que decrece en el plato. Paralelamente queda, sobre la mesa, cada plato.
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