PUBLICADOS EN LA REVISTA "CON VOZ
PROPIA" DIRIGIDA POR ANALIA
PESCANER
Sabiduría
Tradición oral japonesa
-¿Qué se
debe hacer cuando el ruiseñor se niegue a cantar?
-Retorcerle
el cuello -contestó el primero.
-Obligarle
cantar -dijo el segundo.
-Esperar a
que cante -declaró el tercero, que era un sabio.
Un
padre, su hijo y "las mieles" Tradición
oral rusa
Un joven
regresó de visita a la casa de sus padres después de "la luna de
miel".
El padre,
deseoso de saber cómo habían ocurrido "las mieles", le preguntó:
-¿Qué me
cuentas, muchacho, que tal de "mieles", cómo ha sido?
Y el hijo,
mirándolo serenamente, palabra a palabra, le respondió:
-Yo no
dije nada. Ella no dijo nada. Así, silencio tras silencio, nos pusimos de
acuerdo en todo.
El
ciervo escondido Tradición oral
china
Una vez un
leñador de Cheng al ir hacia su trabajo se encontró en el campo con un ciervo
asustado y lo mató. Para evitar que el ciervo fuera descubierto por otros, lo
enterró en el bosque y lo tapó con hojas y ramas. Ya de regreso olvidó el sitio
donde lo había ocultado y creyó que todo había ocurrido en un sueño. Y lo contó
en la taberna, como si fuera un sueño, a la gente de su pueblo.
Entre los
oyentes hubo un cazador que fue a buscar el ciervo escondido y lo halló.
El cazador
llevó a su casa el ciervo, y dijo a su mujer:
-Un
leñador soñó que había matado un ciervo y olvidó dónde lo había escondido y
ahora yo lo he hallado. Ese hombre sí que es un soñador.
-Tú habrás
soñado que encontraste un leñador que había matado un ciervo. ¿Realmente crees
que hubo un leñador? Pero como aquí está el ciervo, tu sueño debe ser verdadero
-afirmó la mujer.
-Aun
suponiendo que hallé el ciervo por un sueño -respondió el cazador-, ¿a qué
preocuparse averiguando cuál de los dos soñó?
Aquella
noche el leñador al llegar a su casa pensaba todavía en el ciervo, y realmente
soñó, y en el sueño soñó el sitio donde había ocultado el ciervo y también soñó
quién lo había hallado.
Al
amanecer fue a casa del cazador y encontró el ciervo.
Leñador y
cazador discutieron y fueron ante un juez, para que resolviera el asunto.
El juez le
dijo al leñador:
-Leñador,
realmente mataste un ciervo y creíste que era un sueño. Después soñaste
realmente y creíste que era verdad. El cazador halló el ciervo y ahora te lo
disputa, pero su mujer piensa que su marido soñó que había hallado un ciervo
que otro había matado. Luego, nadie mató el ciervo. Pero como aquí está el
ciervo, lo mejor es que se lo repartan.
El caso
llegó a oídos del rey de Cheng. Y el rey de Cheng expresó:
-¿Y ese
juez no estaría soñando que repartía un ciervo?
Luna
vieja Tradición oral turca
A aquel
hombre, conocido por sus sutilezas, le preguntaron:
-De las
dos lunas, la que vemos y la anterior, ¿qué le ocurre a la vieja?
Y sin
dudarlo respondió:
-La
desmenuzaron para hacer estrellas.
La
sopa Tradición oral turca
Un hombre
estaba al borde de un estanque lleno de patos; cuando hizo el intento de coger
uno, los patos emprendieron el vuelo. El hombre se sentó, sacó un trozo de pan,
comenzó a mojarlo en el agua y se lo comió. Otro hombre, que por allí cruzaba,
le preguntó extrañado:
-¿Qué
haces?
-Como una
riquísima sopa de patos.
La misma fuerza que en la juventud Tradición oral rusa
Había una
vez un hombre que era tan jactancioso como el más jactancioso de todos los
jactanciosos y que así había llegado a la vejez.
Un día
este hombre le dijo a su amigo de la infancia:
-Lo cierto
es que conservo hasta hoy toda la fuerza que tenía en mi juventud.
-¡No me
digas! -exclamó su amigo, y como lo conocía muy bien le preguntó:
-¿Y cómo
puedes demostrar que es cierto?
-¿Ves la
vieja piedra molar que está junto al molino?
-¿No vas a
decirme que puedes moverla? -preguntó escéptico el amigo.
-Más que
eso, más que eso, es la prueba indiscutible de que conservo toda mi fuerza
-respondió el hombre jactancioso-. En mi juventud no pude moverla de su sitio y
ahora… tampoco.
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