MARGARITA: UNA CRIATURA FRÁGIL Y PODEROSA.
del libro “Margarita primer personaje ecológico” de Rubén Pergamentpublicado por La Luna Que
Margarita, la historieta creada por el dibujante Rubén Pergament, fue
publicada en el Diario La Opinión", desde 1978 a 1981. La flor tierna, de
aroma silvestre, que como las estrellas más altas mira de cara al suelo y se
deshoja en las manos de los enamorados, repartía en cada entrega gracia e
ironía; el relato sin texto en los cuadros, la expresión en las líneas del
personaje, la inocencia en los gestos, el juego de descubrir y poner de
manifiesto algo que estaba vedado, oculto, dejaba entreverla respuesta a un
medio tomado por la fuerza, al estado de confusión, complicidad y asfixia que
envolvía al país -y al que ni el propio Diario La Opinión escapaba- cuando un
gran cartel en la frente de cada uno, como en una secuencia de cine mudo,
mostraba la letra del guión que muy pocos se animaban a interpretar.
Pergament sabe dibujar los sonidos de las palabras, ilumina y dice desde
el trazo; sabe que la boca no tiene llaves y prefiere sugerir con los
silencios, desde la penumbra del lenguaje subterráneo, tocando con su lápiz las
necesidades más urgentes, dominando el oficio de figurar con medios estáticos,
el movimiento real.
Los dibujos de Pergament nos ponen siempre frente a ese estado en el que
se encuentra un cuerpo sometido a la acción de fuerzas opuestas, son pura
tensión contenida -provocación y espera de la reacción del otro- nos toma
desprevenidos y nos hace enrojecer de asombro o vergüenza: el mensaje no está
en su interior sino afuera del dibujo.
Margarita se traslada dando pequeños saltitos con su infaltable maceta;
junto a su cabo, una vara de su altura le sirve de tutor para mantenerse en
pie; ella se desliza, es curiosa, traviesa, quiere tocar y alterar el mundo que
tiene a su alcance; no está sola, por ahí desfilan otros personajes ambientales:
la hormiga, el oso hormiguero, el pajarito, la nube, el rayo, la lluvia, el
sol. El día que Margarita se enamora de otra flor, al notar que la luna le pone
su perfil triste, extiende su larga y delgada raíz hacia el astro, la envuelve
en el hueco de su palma y se la lleva, como si la luna fuera un globo -y tal
vez para Margarita lo sea-, magistral lección: en una sociedad donde cada uno
se salva como puede: Margarita no abandona.
Margarita es la hija de la primavera un nombre de mujer un símbolo pero
también es una flor de amor, como diría Pizarnik "un poema dibujado"
en el corazón del papel.
Ella como toda vida que surge en la intemperie se expone a las amenazas
y peligros frente a las otras criaturas destructivas y voraces; atraviesa como
extranjera la historia, y nos señala que vivimos a un metro del desencuentro y
a dos cuadras de la fraternidad. Margarita es un personaje de la naturaleza,
una compañía, una niña eléctrica, movediza, ingeniosa, representa la brevedad,
es de la tierra pero también del agua y del aire, es a la vez una criatura
frágil y poderosa, con su aspecto desaliñado, su humor benigno y su filosofía
de la ingenuidad, sabe que su supervivencia depende de su astucia o
"viveza" para sortear los avatares que se cruzan en su camino, aunque
para ella y su creador el lugar más seguro, seguirá siendo siempre la
imaginación.
Margarita, la historieta creada por el dibujante Rubén Pergament, fue
publicada en el Diario La Opinión", desde 1978 a 1981. La flor tierna, de
aroma silvestre, que como las estrellas más altas mira de cara al suelo y se
deshoja en las manos de los enamorados, repartía en cada entrega gracia e
ironía; el relato sin texto en los cuadros, la expresión en las líneas del
personaje, la inocencia en los gestos, el juego de descubrir y poner de
manifiesto algo que estaba vedado, oculto, dejaba entreverla respuesta a un
medio tomado por la fuerza, al estado de confusión, complicidad y asfixia que
envolvía al país -y al que ni el propio Diario La Opinión escapaba- cuando un
gran cartel en la frente de cada uno, como en una secuencia de cine mudo,
mostraba la letra del guión que muy pocos se animaban a interpretar.
Pergament sabe dibujar los sonidos de las palabras, ilumina y dice desde
el trazo; sabe que la boca no tiene llaves y prefiere sugerir con los
silencios, desde la penumbra del lenguaje subterráneo, tocando con su lápiz las
necesidades más urgentes, dominando el oficio de figurar con medios estáticos,
el movimiento real.
Los dibujos de Pergament nos ponen siempre frente a ese estado en el que
se encuentra un cuerpo sometido a la acción de fuerzas opuestas, son pura
tensión contenida -provocación y espera de la reacción del otro- nos toma
desprevenidos y nos hace enrojecer de asombro o vergüenza: el mensaje no está
en su interior sino afuera del dibujo.
Margarita se traslada dando pequeños saltitos con su infaltable maceta;
junto a su cabo, una vara de su altura le sirve de tutor para mantenerse en
pie; ella se desliza, es curiosa, traviesa, quiere tocar y alterar el mundo que
tiene a su alcance; no está sola, por ahí desfilan otros personajes ambientales:
la hormiga, el oso hormiguero, el pajarito, la nube, el rayo, la lluvia, el
sol. El día que Margarita se enamora de otra flor, al notar que la luna le pone
su perfil triste, extiende su larga y delgada raíz hacia el astro, la envuelve
en el hueco de su palma y se la lleva, como si la luna fuera un globo -y tal
vez para Margarita lo sea-, magistral lección: en una sociedad donde cada uno
se salva como puede: Margarita no abandona.
Margarita es la hija de la primavera un nombre de mujer un símbolo pero
también es una flor de amor, como diría Pizarnik "un poema dibujado"
en el corazón del papel.
Ella como toda vida que surge en la intemperie se expone a las amenazas
y peligros frente a las otras criaturas destructivas y voraces; atraviesa como
extranjera la historia, y nos señala que vivimos a un metro del desencuentro y
a dos cuadras de la fraternidad. Margarita es un personaje de la naturaleza,
una compañía, una niña eléctrica, movediza, ingeniosa, representa la brevedad,
es de la tierra pero también del agua y del aire, es a la vez una criatura
frágil y poderosa, con su aspecto desaliñado, su humor benigno y su filosofía
de la ingenuidad, sabe que su supervivencia depende de su astucia o
"viveza" para sortear los avatares que se cruzan en su camino, aunque
para ella y su creador el lugar más seguro, seguirá siendo siempre la
imaginación.