JUAN Y EL PERRO
¡...pintaron las paredes! Exclamó Juan. ¿Qué habrá pasado?
Nadie pudo contestarle la pregunta.
¡Señor! ¡Señor! palabras que emergen de algún lugar de la calle los sorprenden.
Juan pudo encontrar la vocecita que lo llamaba.
¡Busca a mi papá! preguntó el niño.
¡Esta es mi casa! ¿Le gusta? ... Mi papá pinto las paredes amarillas porque le gusto el color... y también tenemos gallinas en el fondo, en el gallinero, ¿quiere verlas? , Mi papá las trajo el otro día y... los perros, es que la picha tuvo cuatro cachorritos, ¿quiere verlos?
Juan se quedó inmóvil, por la sorpresa y tantas palabras...
Es que pasaba por aquí, y me quede mirando tu casa, sí tu casa amarilla... porque yo cuanto era pequeño... con mis hermanos...
El niño lo observa e interrumpe, No, yo vivo aquí con mis hermanos, pero ahora no están, se fueron a la casa de la abuela, por que mi mamá ahora no está...
Bueno, pero yo te quiero contar que cuando yo era niño, vivía en esta casa con mi madre.
Y donde está tu mamá?... por que mi mama, se enojó con mi papa... y un día se fue... pero después volvió porque "yo y mis hermanos estábamos tristes", llorábamos, y mi papá le dijo que se quedara, porque la perdono...
Bueno vamos a tratar de entendernos, yo vivía en esta casa cuando era niño con mi mamá y mi papá...
Ah, bueno, ya te entendí, pero yo te quiero contar que mi papá se enojo con mi mamá, entonces mi mamá se juntó todas sus cosas, y se quería llevar la mesa, pero mi papá no la dejó, le dijo que se podía quedar, porque la perdonó y nosotros ahora ya no estamos mas tristes...
Juan, ya no sabia como explicarle que él vivió en ésta casa y decide preguntarle por los perros
¿Y bueno ahora me puedes mostrar los perros?
¡Si! ¡Si! Le dijo el niño, y lo hizo pasar, Ves esta es la picha, y tiene todos estos perritos... y mi papá me dijo que los tenemos que regalar porque no tenemos para darle de comer, y a mí me da lástima, pero es que si se quedan los perritos, no tendremos comida para nosotros...
Juan ante tal situación estaba muy conmovido quería recordar a sus tiempos de niñez y el niño lo aturdía con tantas urgencias.
Te vas a poder llevar alguno de estos perritos... este que tiene la manchita, marrón en la cabeza, o este que tiene la colita negra, este mira que lindo, que cara de bueno, mira los ojitos que lindo, parece que te quieren, ¿cuál te vas a llevar?
¿Dónde está tu papá? preguntó al niño...
Allá lejos, se fue temprano, porque tenia que pintar una casa verde, y el señor le paga... pero la tiene que terminar porque pinta, pinta todas las casas, ¿Sabías porque las casas estaban todas tristes? Y él le puso colores a todas, ves aquella azul, aquella violeta, esa de color rosa, bueno mi papá las pinto a todas y ahora ya no están mas tristes.
Y... no tengo más ganas de contarte, ahora te llevas ese perrito, porque mi papá me dijo que los regale, y te voy a regalar el de la colita negra.
Juan, tomó en sus brazos al perrito, se alejo pensando en todo lo que le había dicho el niño, pero lo que nunca pudo encontrar fue el color de la casita que el buscaba, la casita de su niñez, y al final de camino pudo ver en los ojos del niño, los momentos de su vida corriendo por esas misma calle con muchos perros y muchos sueños y en los ojos vidriosos del cachorro descubrió que ya no tenía motivos para estar triste.
¡...pintaron las paredes! Exclamó Juan. ¿Qué habrá pasado?
Nadie pudo contestarle la pregunta.
¡Señor! ¡Señor! palabras que emergen de algún lugar de la calle los sorprenden.
Juan pudo encontrar la vocecita que lo llamaba.
¡Busca a mi papá! preguntó el niño.
¡Esta es mi casa! ¿Le gusta? ... Mi papá pinto las paredes amarillas porque le gusto el color... y también tenemos gallinas en el fondo, en el gallinero, ¿quiere verlas? , Mi papá las trajo el otro día y... los perros, es que la picha tuvo cuatro cachorritos, ¿quiere verlos?
Juan se quedó inmóvil, por la sorpresa y tantas palabras...
Es que pasaba por aquí, y me quede mirando tu casa, sí tu casa amarilla... porque yo cuanto era pequeño... con mis hermanos...
El niño lo observa e interrumpe, No, yo vivo aquí con mis hermanos, pero ahora no están, se fueron a la casa de la abuela, por que mi mamá ahora no está...
Bueno, pero yo te quiero contar que cuando yo era niño, vivía en esta casa con mi madre.
Y donde está tu mamá?... por que mi mama, se enojó con mi papa... y un día se fue... pero después volvió porque "yo y mis hermanos estábamos tristes", llorábamos, y mi papá le dijo que se quedara, porque la perdono...
Bueno vamos a tratar de entendernos, yo vivía en esta casa cuando era niño con mi mamá y mi papá...
Ah, bueno, ya te entendí, pero yo te quiero contar que mi papá se enojo con mi mamá, entonces mi mamá se juntó todas sus cosas, y se quería llevar la mesa, pero mi papá no la dejó, le dijo que se podía quedar, porque la perdonó y nosotros ahora ya no estamos mas tristes...
Juan, ya no sabia como explicarle que él vivió en ésta casa y decide preguntarle por los perros
¿Y bueno ahora me puedes mostrar los perros?
¡Si! ¡Si! Le dijo el niño, y lo hizo pasar, Ves esta es la picha, y tiene todos estos perritos... y mi papá me dijo que los tenemos que regalar porque no tenemos para darle de comer, y a mí me da lástima, pero es que si se quedan los perritos, no tendremos comida para nosotros...
Juan ante tal situación estaba muy conmovido quería recordar a sus tiempos de niñez y el niño lo aturdía con tantas urgencias.
Te vas a poder llevar alguno de estos perritos... este que tiene la manchita, marrón en la cabeza, o este que tiene la colita negra, este mira que lindo, que cara de bueno, mira los ojitos que lindo, parece que te quieren, ¿cuál te vas a llevar?
¿Dónde está tu papá? preguntó al niño...
Allá lejos, se fue temprano, porque tenia que pintar una casa verde, y el señor le paga... pero la tiene que terminar porque pinta, pinta todas las casas, ¿Sabías porque las casas estaban todas tristes? Y él le puso colores a todas, ves aquella azul, aquella violeta, esa de color rosa, bueno mi papá las pinto a todas y ahora ya no están mas tristes.
Y... no tengo más ganas de contarte, ahora te llevas ese perrito, porque mi papá me dijo que los regale, y te voy a regalar el de la colita negra.
Juan, tomó en sus brazos al perrito, se alejo pensando en todo lo que le había dicho el niño, pero lo que nunca pudo encontrar fue el color de la casita que el buscaba, la casita de su niñez, y al final de camino pudo ver en los ojos del niño, los momentos de su vida corriendo por esas misma calle con muchos perros y muchos sueños y en los ojos vidriosos del cachorro descubrió que ya no tenía motivos para estar triste.
1 comentario:
Muy linda historia, me gustó.
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