LA TAREA SIN FIN
-1º de marzo, hoy es el día elegido para comenzar mi novela, es la fecha que por cábala, cada año, prefiero, para iniciar mi nueva obra. Ya realicé todos los pasos previos, me levanté temprano, hice mis ejercicios de meditación, aireé el estudio…
De pronto, la puerta de mi cueva se abre lentamente…
-Sorry, querida, ¿viste los documentos que tenía que firmar para el abogado?
-En el último cajón de tu escritorio… querido.
-Gracias, amor, y ¡suerte con lo tuyo!, ¿hoy es el día, no?
-Siii, darling…
-Como decía, aromaticé todo mi lugar con los sahumerios que me regaló el cónsul de la India en el último cóctel de la embajada…
¿Y ahora, quién golpea la puerta?
-Má, ¿se puede? ¿Ya empezaste? No encuentro mi raqueta y tengo partido en el club…
-Hijito adorado, preguntále a Elvirita, ella ordenó tu cuarto y debe saber…
-¡Gracias má!, ¿te puedo dar un beso? ¿Te interrumpo?
-Si, mi amor… no, no me interrumpís.
-Cada 1º de marzo me prometo que la próxima vez, voy a tener mi estudio fuera de casa. Así, escribir, tranquila, sin sobresaltos, sin interrupciones, sin…
No lo puedo creer, otra vez?
-Seño?
-Si, Elvira
-Hoy ¿lustro los bronces?
-¿Los bronces? Sí, no lo había pensado, pero si hagálo, está bien…
-Seño…
-Si, digáme
-Hoy necesitaría tomarme la tarde para ir a ver a mi prima que…
-Está bien Elvirita, tome la tarde, lustre los bronces, pero por favor, necesito ponerme a trabajar…
-Perdón, perdón
-Como estaba contando, ventilé para las buenas ondas, prendí sahumerios, elegí mi música preferida… ¿y porqué nunca termino de decidirme a escribir fuera de casa y así poder hacerlo sin que me molesten a cada rato?, podría alquilar un departamento, como tantas veces lo pensé y dejar, así de lado, los golpes en la puerta, las preguntas, ¡desearía tanto tener mi propio espacio! un lugar sin teléfono, donde no llegue, siquiera, la voz de mi editor preguntándome: ¿todo bien, reina?; metiéndome presión… en la próxima sesión lo consulto con mi analista, alguna resistencia debo tener
-Bueno, ahora sí, ya tengo pensada la historia, los personajes, el final, aunque ya sabemos que después las historias se disparan solas. Por suerte la casa está en silencio, todo está en orden, cada uno en lo suyo, … ¡cuánto silencio! ¿estará todo bien? ¿Elvira habrá preparado el almuerzo? A ver si cuando llegan a comer, no hay nada listo… y si me hago un tesito… o mejor un café?
-¿Qué fue eso? el portón de entrada se cerró escandalosamente… y ahora alguien sube por las escaleras a toda carrera… de pronto la puerta de mi estudio se abre una vez más…
-¡Mamá! ¡mamita!... Jorge me dejó…
-Daniela, hija, no puede ser, vení, contáme, ¿qué pasó?…
De pronto, la puerta de mi cueva se abre lentamente…
-Sorry, querida, ¿viste los documentos que tenía que firmar para el abogado?
-En el último cajón de tu escritorio… querido.
-Gracias, amor, y ¡suerte con lo tuyo!, ¿hoy es el día, no?
-Siii, darling…
-Como decía, aromaticé todo mi lugar con los sahumerios que me regaló el cónsul de la India en el último cóctel de la embajada…
¿Y ahora, quién golpea la puerta?
-Má, ¿se puede? ¿Ya empezaste? No encuentro mi raqueta y tengo partido en el club…
-Hijito adorado, preguntále a Elvirita, ella ordenó tu cuarto y debe saber…
-¡Gracias má!, ¿te puedo dar un beso? ¿Te interrumpo?
-Si, mi amor… no, no me interrumpís.
-Cada 1º de marzo me prometo que la próxima vez, voy a tener mi estudio fuera de casa. Así, escribir, tranquila, sin sobresaltos, sin interrupciones, sin…
No lo puedo creer, otra vez?
-Seño?
-Si, Elvira
-Hoy ¿lustro los bronces?
-¿Los bronces? Sí, no lo había pensado, pero si hagálo, está bien…
-Seño…
-Si, digáme
-Hoy necesitaría tomarme la tarde para ir a ver a mi prima que…
-Está bien Elvirita, tome la tarde, lustre los bronces, pero por favor, necesito ponerme a trabajar…
-Perdón, perdón
-Como estaba contando, ventilé para las buenas ondas, prendí sahumerios, elegí mi música preferida… ¿y porqué nunca termino de decidirme a escribir fuera de casa y así poder hacerlo sin que me molesten a cada rato?, podría alquilar un departamento, como tantas veces lo pensé y dejar, así de lado, los golpes en la puerta, las preguntas, ¡desearía tanto tener mi propio espacio! un lugar sin teléfono, donde no llegue, siquiera, la voz de mi editor preguntándome: ¿todo bien, reina?; metiéndome presión… en la próxima sesión lo consulto con mi analista, alguna resistencia debo tener
-Bueno, ahora sí, ya tengo pensada la historia, los personajes, el final, aunque ya sabemos que después las historias se disparan solas. Por suerte la casa está en silencio, todo está en orden, cada uno en lo suyo, … ¡cuánto silencio! ¿estará todo bien? ¿Elvira habrá preparado el almuerzo? A ver si cuando llegan a comer, no hay nada listo… y si me hago un tesito… o mejor un café?
-¿Qué fue eso? el portón de entrada se cerró escandalosamente… y ahora alguien sube por las escaleras a toda carrera… de pronto la puerta de mi estudio se abre una vez más…
-¡Mamá! ¡mamita!... Jorge me dejó…
-Daniela, hija, no puede ser, vení, contáme, ¿qué pasó?…
-Buenos Aires-
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