domingo, 19 de julio de 2009

BORIS GOLD


UN VIAJE HACIA EL AYER

Hoy es sin lugar a dudas un gran día para mí, puesto que pondré en funcionamiento una máquina, que con sus más y sus menos aún funciona... mi memoria y a bordo de ella haré el gran viaje hacia "el país de los recuerdos", dicho así de esta manera suena algo misterioso, pero sinceramente no es esa mi intención: (Para nada), simplemente es una tarea que quedó a medio hacer...y este es el momento para hacerlo.
Haré de cuenta que esto sea como una vieja película en la cual se verían reflejadas, partes importantes de un ayer tan lejanos para mi pesar y recrear de esa manera momentos que ya son parte de mi ser, es la única forma de saldar antiguas deudas que vengo debiéndole a mi nostalgia.
El primer capítulo de este periplo, me lleva a mi más lejana infancia y siendo uno más de los componentes de una familia muy pobre, actores de esta historia cuyo título podría ser "sobrevivir". De algo estoy seguro y es que trataré de ser lo más objetivo posible, ¿qué significa esto? que resaltaré las cosas positivas...y las que no lo son.
En el devenir de este relato iré mechando las buenas y las malas, en lo que a mi historia se refiere son tan coherentes, que ni siquiera se discriminan entre ellas, comenzaré por las malas: la miseria es algo muy cruel y no viene en paquetito para regalo, no se si para probarnos o para formarnos, de cualquier manera es horrorosa, caldo de cultivo ideal para formar seres rencorosos, desesperados, incrédulos, resentidos etc, etc, etc.
Desde este lugar todas las vicisitudes se incrementan, llevándolas hasta lugares muy peligrosos listas para explotar, si esto sucede, siempre termina en tragedia, hablemos de las buenas: aunque parezca un contrasentido las tiene, me voy a dirigir ahora desde la óptica de mi barrio donde éramos tan humildes, que a ninguno de nosotros se le hubiese ocurrido creernos superiores a los otros: nos consideramos todos iguales en la escala social.
Por consiguiente esto hacía que no existiera algo tan tremendo como el prejuicio, otras de las cosas buenas que trae aparejada "la pobreza", son que se incrementa la solidaridad y se hace más llevadero el camino.
Hay varias cosas más que podrían ser aprovechadas, es que esta forma de comportamientos marca caracteres, eso hace que se nos amplíe la visión del horizonte, dicho de otra manera: si lo sabemos usar para bien, puede ser que en el futuro nos resulte provechoso.
Cosa triste por cierto, que el invierno nos encuentre con poca ropa para abrigarnos, comida escasa y un frío interior más helado que el exterior, donde se nota en grado sumo el sufrimiento, es en los rostros de los mayores: la impotencia loca... de no poder, pero el dramatismo de ser bien de abajo no alcanza a opacar, las maravillas que también nos depara el lugar donde residimos.
Las calles de tierra y a los costados dos zanjones paralelos y que al mojarse el barro, hacía que la naturaleza quedase impregnada como un sello distintivo.
Como nuestras madres tenían un cúmulo tan grande de sinsabores, no se encontraban precisamente muy animosas para cantarnos alguna dulce canción de cuna para dormirnos, pero eso no importaba, nos acunaban las más bellas melodías de los zorzales, chingolos y un sinfín de arrullos, que solamente "los privilegiados como nosotros podíamos oírlos" y para que no nos asustara la noche había otro regalo: Una luna grandota... iluminando nuestra niñez.
Por consiguiente si en los dos platos de la balanza pesáramos las ingratitudes y las felicidades pasadas... tal vez salimos empatados, no puedo dejar de reconocer que a pesar de los momentos ingratos pude recoger una enseñanza invalorable: Ser pobre y ser digno...es una sola cosa.
Por último quisiera sacarme el corazón y con él en la mano, decirle a "ese pibe con los pantalones remendados, a ese atorrante con la gomera colgándole del cuello: ¡Gracias! ¡Muchas gracias!, Porque a pesar de todos sus dramas... es feliz.
Esos bártulos los lleva como honrosas medallas de una posición social..."que lo enorgullece", te agradezco infinitamente ¡che pibe de Ciudadela!, Porque si vos no hubieses mamado arrabal y lunas, yo no hubiese sido hoy: un buen tipo, solidario... y mejor amigo.
Chau... hasta nunca infancia, lindo sería poder encontrarnos en una esquina cualquiera del viejo barrio añorado...y mirar el mundo desde esa atalaya llena de luz, e imaginar un futuro empapado con la inocencia de creer para siempre...en las princesas y reinos de los cuentos floridos de entonces...mientras tanto vos me contarías de tus cosas...y yo de mis achaques.
no dejaríamos de intercambiar recuerdos muy preciosos para cada uno, tu me darías la figurita rara, la difícil de conseguir ¿viste?, Yo a mi vez te obsequiaría lo más valioso que conservo de esta vida: la emoción inmensa de haber nacido y ser como soy...no lo cambiaría por nada del mundo.En lo mejor de nuestra charla seguramente oiríamos desde lejos la voz de mamá que nos grita... a lavarse las manos, también la cara... y vengan a comer.

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