EL CÓDIGO
Hace demasiado frío acá adentro. La sala de la conferencia no es tan grande, me molesta un poco que haya tan poca luz. Parece ser que ninguno de los convocados ha fallado. A mi lado están los científicos representantes de Francia y Portugal. La luz roja y un leve timbre nos indican que nos pongamos los auriculares.
Aparece desde un costado del escenario el prestigioso físico alemán Max Müller.
Comenzamos a escuchar la voz del traductor. Observo a los costados y veo que todos los pasillos están cubiertos por soldados fuertemente armados. El orador comienza con su discurso.
-Querido colegas. Es de suponer que todos los aquí presentes, venidos de distintos países y enviados por sus respectivos gobiernos, conocen de antemano lo que vamos a hacer ahora. Como breve reseña de lo ocurrido les puedo decir que hace una semana, en la zona del paralelo 33 más conocida como el Triángulo de las Bermudas, fue encontrada flotando una esfera de mercurio de 20 metros de diámetro. Nuestros científicos lograron extraer de ella dos organismos vivos. Han sido mantenidos dentro de peceras con agua salada, pues hemos corroborado que el aire les afecta la piel. Hemos descubierto que se comunican entre sí a través de pequeñas descargas eléctricas. El departamento de ingeniería ha podido diseñar un procesador que nos permitirá, no sólo entender lo que dicen, sino también mandarles mensajes en su propio código. Estimados colegas, el día que siempre hemos soñado por fin llegó. Por primera vez nos comunicaremos con seres que muy probablemente provengan del espacio exterior. Llegó el momento de comenzar. El futuro es hoy. ¡Adelante!
El telón colorado se corre y allí los vemos. Están en peceras de casi dos metros cúbicos repletas de agua. Si bien ya todos habíamos visto las fotos, no nos deja de impresionar la forma de esos seres, parecen cubos de medio metro de largo, su contorno es membranoso y gelatinoso, en cierta medida por su textura me recuerdan a un cerebro humano, sólo que de forma cuadrada.
La voz en off pide silencio. Diez oficiales les están apuntando, me parece excesivo el cuidado pues las criaturas dan la impresión de ser totalmente inofensivas. Max Müller comienza a teclear y en la pantalla gigante aparecen en inglés lo que está escribiendo:
-Hola.
-Xluc.
-Hola.
-Xluc.
El profesor piensa unos segundos y luego escribe:
-¿Qué es Xluc?
-Xluc vino con nosotros. ¿Dónde está Xluc?
-¿Quiénes son ustedes?
-Yo soy Xlac y ella es Xloc ¿Queremos saber dónde está nuestro hijo Xluc?
-¿Es la primera vez que vienen a nuestro planeta?
-Vinimos aquí hace millones de años. Dejamos algunos microorganismos experimentales y por lo visto ellos han evolucionado hasta transformarse en esa masa de seres como ustedes que habitan este lugar. Somos sus creadores y les advertimos que, de la misma forma que los creamos, podemos destruirlos.
Max Müller dejó de teclear ante el grito del científico de Portugal que estaba a mi lado.
-¡Alto! Creo que usted nos debe una explicación pues es evidente que no se nos ha informado todo ¿Qué ha pasado con el tercer alienígena?
-Por orden de las más altas autoridades me había sido prohibido dar información sobre este tercer ser, pero ante los hechos creo que ya es inútil seguir ocultándolo. Nuestros científicos experimentaron con el ser para crear el procesador que nos permite comunicarnos con ellos sin embargo hubo un accidente, se mandó una descarga eléctrica excesiva y los hemos matado. Realmente no sé cómo podríamos explicarles lo que pasó. Jamás lo entenderían.
Alguien grita señalando el escenario. El agua de las peceras parece estar hirviendo. Los seres han cambiado de color, están rojos. Hinchados laten con gran fuerza. Desde el escenario Max Müller no puede pronunciar palabra. Atónitos vemos como el cuerpo del científico se transforma en un polvo parecido a la arena y se esparce por el piso. Los gritos y los disparos se multiplican por todo el recinto. Cuando quiero levantarme para salir corriendo me doy cuenta que mi mano... mi mano se está volviendo de arena.
Hace demasiado frío acá adentro. La sala de la conferencia no es tan grande, me molesta un poco que haya tan poca luz. Parece ser que ninguno de los convocados ha fallado. A mi lado están los científicos representantes de Francia y Portugal. La luz roja y un leve timbre nos indican que nos pongamos los auriculares.
Aparece desde un costado del escenario el prestigioso físico alemán Max Müller.
Comenzamos a escuchar la voz del traductor. Observo a los costados y veo que todos los pasillos están cubiertos por soldados fuertemente armados. El orador comienza con su discurso.
-Querido colegas. Es de suponer que todos los aquí presentes, venidos de distintos países y enviados por sus respectivos gobiernos, conocen de antemano lo que vamos a hacer ahora. Como breve reseña de lo ocurrido les puedo decir que hace una semana, en la zona del paralelo 33 más conocida como el Triángulo de las Bermudas, fue encontrada flotando una esfera de mercurio de 20 metros de diámetro. Nuestros científicos lograron extraer de ella dos organismos vivos. Han sido mantenidos dentro de peceras con agua salada, pues hemos corroborado que el aire les afecta la piel. Hemos descubierto que se comunican entre sí a través de pequeñas descargas eléctricas. El departamento de ingeniería ha podido diseñar un procesador que nos permitirá, no sólo entender lo que dicen, sino también mandarles mensajes en su propio código. Estimados colegas, el día que siempre hemos soñado por fin llegó. Por primera vez nos comunicaremos con seres que muy probablemente provengan del espacio exterior. Llegó el momento de comenzar. El futuro es hoy. ¡Adelante!
El telón colorado se corre y allí los vemos. Están en peceras de casi dos metros cúbicos repletas de agua. Si bien ya todos habíamos visto las fotos, no nos deja de impresionar la forma de esos seres, parecen cubos de medio metro de largo, su contorno es membranoso y gelatinoso, en cierta medida por su textura me recuerdan a un cerebro humano, sólo que de forma cuadrada.
La voz en off pide silencio. Diez oficiales les están apuntando, me parece excesivo el cuidado pues las criaturas dan la impresión de ser totalmente inofensivas. Max Müller comienza a teclear y en la pantalla gigante aparecen en inglés lo que está escribiendo:
-Hola.
-Xluc.
-Hola.
-Xluc.
El profesor piensa unos segundos y luego escribe:
-¿Qué es Xluc?
-Xluc vino con nosotros. ¿Dónde está Xluc?
-¿Quiénes son ustedes?
-Yo soy Xlac y ella es Xloc ¿Queremos saber dónde está nuestro hijo Xluc?
-¿Es la primera vez que vienen a nuestro planeta?
-Vinimos aquí hace millones de años. Dejamos algunos microorganismos experimentales y por lo visto ellos han evolucionado hasta transformarse en esa masa de seres como ustedes que habitan este lugar. Somos sus creadores y les advertimos que, de la misma forma que los creamos, podemos destruirlos.
Max Müller dejó de teclear ante el grito del científico de Portugal que estaba a mi lado.
-¡Alto! Creo que usted nos debe una explicación pues es evidente que no se nos ha informado todo ¿Qué ha pasado con el tercer alienígena?
-Por orden de las más altas autoridades me había sido prohibido dar información sobre este tercer ser, pero ante los hechos creo que ya es inútil seguir ocultándolo. Nuestros científicos experimentaron con el ser para crear el procesador que nos permite comunicarnos con ellos sin embargo hubo un accidente, se mandó una descarga eléctrica excesiva y los hemos matado. Realmente no sé cómo podríamos explicarles lo que pasó. Jamás lo entenderían.
Alguien grita señalando el escenario. El agua de las peceras parece estar hirviendo. Los seres han cambiado de color, están rojos. Hinchados laten con gran fuerza. Desde el escenario Max Müller no puede pronunciar palabra. Atónitos vemos como el cuerpo del científico se transforma en un polvo parecido a la arena y se esparce por el piso. Los gritos y los disparos se multiplican por todo el recinto. Cuando quiero levantarme para salir corriendo me doy cuenta que mi mano... mi mano se está volviendo de arena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario