Eclipse de artesanía
Joan Mateu
Estaba
absorto mirando al cielo con una mano ejerciendo de visera, protegiendo los
ojos de los fuertes rayos solares. Al preguntarle qué hacía, me respondió lo
obvio:
-
Ya ves, mirando al sol.
-
Eso ya lo veo, pero ¿qué miras realmente?
-
El eclipse - respondió lacónicamente.
-
Pero, hoy no hay eclipse - respondí - de haberlo, yo lo sabría por los
periódicos o por alguna de las revistas de astronomía a las que estoy suscrito.
-
Tú observa y lo verás…
Puse
la mano de forma que no me cegara la luz y oteé el cielo sin ningún resultado.
-
Lo siento, pero no veo ningún eclipse.
-
Es que lo haces mal. No pones bien la mano.
-
No entiendo nada - dije mientras me contorsionaba con la mano en alto.
-
Debes sostener la mano recta y la vas corriendo muy despacio de forma que vaya
tapando el sol, primero con los dedos y luego con la palma. De esta manera
consigues un eclipse perfecto.
Al
ver mi mirada de sorpresa y mi semblante en el que se podía leer que creía que
se había vuelto loco, me dijo muy serio y circunspecto, mientras desplazaba la
mano sobre sus ojos:
-
Estamos en una época en la que se valora mucho la artesanía. No sería de recibo
que los eclipses no se pudieran manufacturar. Yo acabo de conseguir uno,
realmente espectacular, y además, hecho a mano.
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