lunes, 6 de septiembre de 2010

PATOKATA


UN ÁNGEL EN EL CONSULTORIO

Cuando el médico le abrió la puerta del consultorio a su siguiente paciente, nada más verlo a él y a su madre supo de inmediato lo que ambos necesitaban.
Luego de preguntar cuál era el problema del chico, se trataba de un médico cardiólogo pediatra, comenzó a ojear la historia clínica de este.
La madre animaba al chico de 14 años a hablarle al médico acerca de las sensaciones que sentía en el pecho cuando respiraba y también ella, cada tanto, aportaba algún dato por él.
El cardiólogo hacía las preguntas de rutina como: cuáles eran sus actividades regulares, en qué momentos sentía esas sensaciones, cómo eran esas sensaciones, cómo le iba en los estudios, etc.
Antes de proceder a examinar al chico se intereso por saber más sobre la madre, su edad y la cantidad de hijos que tenía.
Bromearon cuando ella afirmó tener más edad que la que realmente aparentaba.
-Pensé que tenía menos, pero no tiene ni una cana -dijo en tono de broma el médico, lo que provocó la risa de los tres.
-¿Y cuántos hijos tiene?- siguió preguntando el profesional.
-Tengo dos- respondió la madre.
-¿Qué edad tiene el otro?- volvió a preguntar éste.
-Tiene 5 años-volvió a responder ella.
-Ah, es un bebe- termina diciendo el médico, pronto para iniciar la revisión.
Cuando terminó de revisar al muchacho y mientras anotaba en la historia clínica las conclusiones, le explicó a los dos que no había ningún problema con la salud de éste pero, para que ambos se quedaran tranquilos, él le iba mandar hacer algunos exámenes.
-Entiendo que es su primer hijo y que usted muere con él, que lo quiere mucho, pero quédese tranquila que él está bien. De todas formas, para que no se preocupe le voy a mandar hacer algunos exámenes que no es necesario que se los haga ya, tómese su tiempo y cuando tenga los resultados me los trae -decía, mientras escribía las ordenes de los análisis. Cuando el chico terminó de arreglarse la ropa y se incorporó de la camilla el médico le dice lo siguiente: -Pero, escucháme una cosa, mirá -poniéndole una mano sobre el hombro y señalándole a la madre que había quedado frente al chico-tu madre te adora... no la preocupes, ok.-le dice apretándole el hombro.Los dos salen satisfechos de la consulta, el chico sabiendo que además de estar sano su madre realmente lo ama y la madre agradecida con el médico por la gran intuición que éste poseía... su hijo realmente necesitaba escuchar de un extraño que ella lo amaba, sólo viniendo de otro él al fin lo creería, aunque fuera más que evidente.

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