lunes, 20 de enero de 2014

Negro Hernández



ENERO Negro Hernández

El café está desierto en enero, casi todos los parroquianos están de vacaciones y las pocas muchachas del barrio toman sol en las azoteas con poca ropa.  Los transeúntes de la tarde caminan agazapados por la vereda de la sombra. La noche de calor trae el olor del Riachuelo sumándole perfume al infierno. Yo en el infierno de la creación, escribo.  
Enero es el mes más largo del año. El sol inunda nuestras horas desde temprano y la noche caliente, como aquella mujer a la que esperamos intensamente, nunca llega. Enero se derrite sobre los pensamientos, evaporando las palabras que pretendemos escribir en el papel que se convierte en un desierto de imágenes. 
Enero es un mes para leer, para rescatar los libros comprados durante el año que aguardan acostados en la estantería, seduciéndonos. Ellos nos eligieron como lectores: acaríciame, abrime, penetrame, dicen invitándonos a recorrer sus misterios.  
Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta en el lugar en que se forma el silencio. Cada palabra dice lo que dice y además mucho más.
Las palabras son ambivalentes: muestran y ocultan, dicen y callan, hieren y acarician, mienten y son fieles a la verdad, desnudan y cubren, se escuchan y son mudas. 
Este verano podríamos ser menos orgullosos, más humildes y menos soberbios, vivir con lo estrictamente necesario, priorizar lo importante sobre lo superfluo y a valorar lo que tenemos sobre lo que nos falta. 
Podríamos renunciar a muchos berretines inútiles, a liberarnos de las adicciones que nos someten al consumo y a detenernos  en la carrera ascendente hacia el tener sobre el ser y disfrutar de las vacaciones.
La gente mira la televisión hasta quedarse dormida, total mañana será otro día. En la televisión esta el olvido, la velocidad, la apatía y el embrutecimiento. Uno la mira para no pensar, para no sufrir, para dejar que los otros decidan por nosotros, para no cambiar, para no rebelarse y luchar. Por eso la sociedad del espectáculo, es la sociedad del escándalo, del chisme, es la sociedad del olvido. 
 
Enero de cortes de luz, corte de calles, corte de autopistas, corte de de vías de ferrocarril, corte de rutas, corte de puentes. Corte suprema, cortes de mangas, corte del rey, cortes y quebradas, cortes de droga, corte y confección,  cortes en el cuello, corte de pelo, corte de rostro, hacemos un corte. 
Pasamos parte de nuestras vidas tratando de entender a las mujeres.  Nuestra omnipotencia masculina cree satisfacer todas sus demandas, pero es sólo una ilusión y a veces nuestro intento es recompensado, entonces ellas creerán que somos el hombre de su vida y nos amarán con total entrega. Comprender la naturaleza femenina y reconocer nuestras limitaciones es el secreto. Aceptar que somos diferentes, que uno no es la prolongación del otro es aceptar que todo encuentro entre un hombre y una mujer es un desencuentro.  
Vemos por televisión las playas atestadas de veraneantes mientras las calles de distintos barrios están ocupadas por piquetes reclamando el servicio de luz. En la capital de un imperio que no fue, sus edificios deslumbran a los turistas extranjeros esperando la noche, cuando los cartoneros desfilan recogiendo las sobras de la decadencia. 
Nunca olvidaré aquellos eneros de la infancia.  Me veo en el patio sombrío de baldosas negras y blancas jugando con los autitos, me veo en la terraza urgente de sol donde me refrescaba a puro chorro de agua que la manguera de goma expulsaba piadosamente. Veo los atardeceres lentos del barrio viejo acompañando a mamá con su panza embarazada haciendo compras. Veo a mi vecinita rubia que me llamaba desde el zaguán de su casa para jugar escondidos debajo de la escalera y estremecerme si comprender. 
El futuro será siempre mejor en lo social, sin embargo en lo individual seremos más viejos y marginados. “Todo tiempo pasado fue  mejor”. Entonces éramos jóvenes.       

Poemas del lector




PALABRAS DE AMANTES
 
Amor sublime, penetrante,  cadencioso,
errante, envolvente y misterioso.
Amor escapado, hallado y entendido,
descubierto, asombrado y aprendido.  
Pieles profundas, resbaladas, magnificas,
imantadas, reflejadas y dormidas.
Pieles extensas, atravesadas, egoístas,
enmarañadas, agotadas y convertidas.
Manos etéreas, acariciantes, serenas,
firmes, suaves, dulces y perfectas.
Manos hablantes, sabrosas, circunspectas,
Poderosas, humildes, alocadas y convexas.
Bocas sedientas, húmedas, indiscretas,
sensuales, tentadoras y sugestivas.
Bocas besantes, cariñosas, reflexivas,
melosas, sabrosas y cautivas.
Amantes escondidos, plácidos, existidos,
silenciosos, colmados y extasiados.
Amantes eternos, apasionados, enloquecidos,
arrancados, entregados y admirados…
                                                                  Liliana Inés Fiardi

EL INDIO NO ES EL QUE MIRA USTED...

El indio no es el que mira usted
en el catálogo de turismo,
cargando bultos
o llevándole comida a la mesa.
Tampoco el que ve desde la ventanilla
y pide monedas haciendo malabares,
ni el que habla una lengua muy otra
y resiste fríos nocturnos.
No, el indio está adentro,
y a veces se le sale, acéptelo,
aunque lo entierre en apellidos,
aunque lo socave bien
y niegue su manchita de infancia,
ahí está, acéptelo.
Y si aparece esa agua rancia,
voraz, el aguardiente que inflama,
ya verá que se le sale,
el indio empuja con su fuerza de siglos,
emerge ardoroso y se le sale,
con lo guardado,
con lo que dura doliendo.
No, no es otro,
el indio soy yo,
a ver, repita conmigo.
                                                             Alan Mills

RETORNO

Mientras la noche avanza,
desde la altura vana
de mis ochenta años,
me asomo a la barranca
donde viven los sueños
que no se concretaron…
Yo sé que hay otra vida.
Por eso no le temo a los gritos lejanos
de los niños que fuimos…
Porque sé que otra vez volveremos a vernos.
Sé que repetiremos,
mejorada, la chance que nos
dará el Destino.
Y los seres amados
me dirán simplemente
cuando llegue a la meta:
“Aquí estás, nuevamente:
Te estamos esperando”.
                                    Blanca Soledad Moncada

                                          POR ESO YO SUEÑO

Mamá no habla. La veo sentada, mirando la luna, en noche estrellada.
Mamá solo piensa. E imagino sus sueños, abrazando abrazos y sembrando besos.
Tal vez solo sueña, que un príncipe azul de su corazón la quiere hacer dueña.
Mamá no sonríe y cambio los sueños por otros reales,  por otros sublimes.
Sé que me quiere y en ese momento, me mezclo en su abrazo, me cuelo en sus sueños.
Y sé que me ama. Me paro a su lado, acaricio sus canas y le robo unos  besos.
Y aunque ya hace tiempo se hizo invisible, igual yo la veo
Hoy solo espero. Los hijos ya grandes, vendrán con sus sueños a robar los míos.
Por eso yo sueño y como ella, me siento callada, mirando la luna, en noche estrellada.
                                                                                                                      Mary Vicy

LAS LÁGRIMAS DE LOS RECUERDOS

Con el transcurso de los años
las lágrimas humedecen los recuerdos
suelen rociar flores en los canteros
y regar las huellas del camino
Iluminar  nuestros costados
con los fraternos abrazos del amigo
y llenar los bolsillos
con la música celeste de los ríos
Pueden colocar a nuestro lado
el pan, el techo, el fuego,
y el alivio del aire libre, tibio,
con sus dos brazos extendidos
También inundar con temporales
los angostos y oscuros senderos
laberintos, desérticos desfiladeros
territorio de las pérdidas más sufridas
Nublar nuestras retinas
en aquellas noches profundas
en plena orfandad de lunas
con la cerrazón cautiva
Los espectros de metal y fuego
uniformados que aparecen en desfile
apagan las luces y dejan huérfanos
nuestros ojos desaparecidos
En fin se humedece con lágrimas
aquello que fue presencia viva
salpican página tras página
y así, así anda la vida
                                            Alberto Noguerol
               

                                                LUCHANDO

Interminables focos de dolor se hamacan en mis labios
Se empujan, compiten por llegar a mi garganta
Mi reino de las angustias se llena de frases tuyas
Y tus ojos recorren mis pupilas hasta adentrarse en mi infierno
Mis dudas se sofocan al oírte y se catapultan al pantano de mi odio
Entre tantas manos que no me toman, las tuyas desaparecen en otros brazos
Ahora es tiempo de que la lluvia haga su parte
Mientras lucho por escupir las mañanas que te fuiste
                                                                                           Hernán Sánchez

Allets Siram



Hay días así   Allets Siram

Hay días así…tan…tan…de campanas, que convocan, que atraen, que invitan, que piden. No como limosneros o mercaderes frente a los templos, sino más bien como agua mansa de  cristalino sonar. Son dulces, cariñosos, saben a leche materna, a locros de abuela, a matecito dulce con yuyos en una siesta provinciana, con aroma a  pan caliente.
Esos días consuelan, calman dolores, arrullan, cobijan. Guardan voces infantiles y amores tempranos. Tienen textura blanda y colores otoñales.
Cuando uno entra en ellos, el alma, piola,   respira fuerte.
Están también los días de furia,  de bronca, de injusticia. Huelen a animal acorralado, a excremento, a alfombras que ocultan vergüenzas, a armaduras oxidadas, a armas activadas, a vidas ninguneadas, a dignidades mancilladas. Tienen sabor a ausencias, a añoranza, a lo que pudo ser y no fue, a inframundo.
A ellos se entra con los dientes apretados, con la voz ronca, con la piel crispada, con la vista nublada, y un cacho de futuro se  escapa por la herida.
Están esos otros días, los que llegan cargados de sueños, de ilusiones, de utopías. Son etéreos, frágiles, enamorados. Traen la magia de lo posible, del puede ser…, del dale que…En ellos hay encuentro, re-encuentros, largas charlas, proyectos. Huelen a fruta madura, a mesa tendida, a  cuerpos de perfecto encastre,  a rocíos de querer.
Ellos sacan sonrisas cómplices, carcajadas sonoras, dolores de parto y expectativas llenas de asombro.
En ellos todo parece posible y cuando se los transita,  uno corre el riesgo de querer cortar el hilo de Ariadna.
Y están esos otros  días…como llamarlos?... Eclécticos!  Si, tan hábiles para robar un poco de cada otro. No les importa ni el tiempo, ni la hora, ni la geografía, ni la moral, ni lo que debe ser. Inesperados, espiralados, caprichosos y adoctrinados. Tiernos y peligrosos, con manos de lana y de lata, como los duendes, son viento norte y brisa marina, pampa verde y desolada cordillera. Escapan del entendimiento, del sosiego y de la prisa.
Ellos te sorprenden  como ciertas visitas, te paran, te acuestan, te ayudan a caminar y te detienen, azarosos y asertivos, hechos de fuego, de hielo, de tempestad y de calma.
Esos son los días en los que sólo nos queda aceptar el reflejo de nuestra propia humanidad.

Raúl Sanmartín



Herederas Raúl Sanmartín

Era un día cálido de primavera con un sol que se colaba por la ventana invitando a salir y disfrutar. Tiki abrió sus ojos, miró el reloj por instinto y saltó de la cama.
Puta madre, me quedé dormido de nuevo.
Giró la cabeza como si fuera un robot y vio el celular tirado sobre sus jeans, marco el 1 y espero.
Hola, respondió una voz con tono de bronca, donde estás.
Mira Sandra, después te explico, me pego una ducha y salgo, esperame.
Colgó sin dar lugar a la respuesta, agarró su ropa, la olió para comprobar si soportaría un día más y se dirigió al baño. Mientras cruzaba el comedor y la cocina pudo comprobar el desorden reinante. Tres tropiezos contra ropa sucia y cajas de pizzas, más el olor de las sobras en la pileta, le hicieron recordar sus continuas promesas de limpieza, nunca cumplidas.
Yo era un tipo soltero y feliz para qué mierda me puse de novio, esto va a terminar mal, el desorden y yo nos llevábamos re-bien  y aparece esta mina, que después de engancharme me dice –O limpias esta mugre o no vengo más a verte-. A veces me pregunto si será la misma persona que, después de la pizza, la birra y los porros se revolcaba como loca entre mi desorden, gritando que me quería porque era el anarquista más loco y simpático que había conocido. Por qué paso del, “te quiero como sos” al, “o cambiás o te dejo”, tan rápido.
 Ya bajo la ducha se sintió mejor, sin rastros de su típico mal humor mañanero. De pronto siente unas cosquillas en sus pies y, al agachar su cabeza, ve con espanto que unas cucarachas están subiendo por ellos, entonces, con una velocidad casi frenética, empezó a patalear y golpear contra el fondo de la bañera. El resbalón y el golpe fueron inevitables.
Tiki, Tiki, che flaco, despertate.
Tiki comenzó a abrir sus ojos, viendo las típicas estrellitas de los dibujos animados y escuchando que alguien lo llamaba insistentemente.
Huuuuyyy, mierda, tres veces mierda, ¿qué es esto? Lo que estoy viendo no puede ser, o estoy muerto o estoy loco.
No muerto no, pero loco seguro.
Le contestó una cucaracha que, sentada sobre sus patas traseras, estaba al borde de la bañera, sacudiéndolo y hablándole.
No, no puede ser verdad, me pego una piña en la bañera, y me encuentro con la metamorfosis de Kafka al revés.
Se pellizcó, casi hasta lastimarse, y comprobó que estaba despierto hablando con uno de los bichos más desagradables del universo. El insecto lo miraba a los ojos moviendo su cabeza y provocando que una de sus antenas filiformes chocara contra sus ojos y la otra se metiera por la comisura de sus labios. Con una mezcla de asco y miedo se echó hacia atrás, vomitó, tomó distancia y contestó.
Mirá, bicho de mierda, no sé si sos real o un mal sueño, pero desde ya te digo que podés agarrar todo el morfi que quieras y tomártelas por donde viniste.
A lo que la cucaracha contestó.
Te aconsejo que escuches vos y hables con más respeto, porque, para tu información, nosotras  aparecimos hace unos 400 millones de años, caminamos entre las patas de los dinosaurios, somos más resistentes que el tiburón, hemos sufrido escasas mutaciones y sobrevivimos a las bombas de hidrógeno que destruyeron Hiroshima y Nagashaki. Así que, pobre mortal, presta atención a lo que te vamos a proponer.
Vos tenés novia ¿verdad?.
Si, ¿pero ella que tiene que ver con todo esto?
Mucho, resulta que nosotras hemos desarrollado un tipo de alimentación que nos permite aumentar nuestro tamaño a voluntad, y hace tiempo que usamos tu departamento como central de operaciones y logística para el plan de ocupación de nuestro planeta. Tu cueva es un sitio perfecto, cálido, sucio, oscuro y húmedo, y como tu novia pretende cambiarlo, nosotras tenemos que evitarlo.
Heeeyyy, momentito, su planeta, de que hablan, en la lucha por el planeta los humanos hemos demostrado que somos los vencedores.
Que tonto sos, por Dios, querrás decir en la lucha por la destrucción del planeta, ahí sí, en esa tarea han demostrado ser los mejores y los únicos. Pero como, históricamente, nosotras somos las más aptas, merecemos ser las herederas de la tierra y, por lo tanto, decidimos no esperar a que la raza humana la destruya.
Miren, yo les propongo una solución rápida y efectiva. Les dejo el departamento y convenzo a mi novia para que vivamos en otro lado, y todos felices.
Han visto compañeras, no hay caso, los hombres siguen sin entender como van las cosas, están tan ocupados con sus guerras, el sexo, las drogas, sus gobiernos, sus comercios y sus ventas que no se enteran de nada. Pero en la situación en que se encuentra el mundo la única solución posible será otorgarles el mando a las mujeres, y ellas se están preparando para ese momento. Nosotras lo sabemos y tenemos que evitarlo.
Ustedes están equivocadas, las relaciones entre los sexos han cambiando y el hombre y la mujer comparten el poder.
Para ese entonces el baño estaba plagado de cucarachas de distintos tamaños y colores, y luego de esta respuesta de Tiki todas comenzaron a reír con una especie de zumbido penetrante que le obligó a  taparse sus oídos. La que conversaba con él, y parecía ser la líder, llamó a silencio y siguió con su explicación.
 Los hombres todavía no han averiguado cual es la causa de todos sus problemas con las mujeres. Prestá atención, a ver si te avivás un poquito. Ustedes tienen un panel de mandos que cada mujer estudia apenas comienzan la relación como pareja, al poco tiempo ya saben cuántos son los botones, donde se encuentran y que controla cada uno, así que siempre aprietan el correcto, y cuando no lo hacen es en forma intencional para lograr ciertos efectos y desenlaces especiales. Es decir, lo conocen, lo usan y lo perfeccionan, haciendo sus agregados. Las mujeres también tienen un panel de mandos, pero al contrario de los paneles masculinos, estos son puestos a cero cada vez que la mujer lo desea y vueltos a programar, así que cuando el hombre cree apretar el botón del sexo que uso ayer, resulta que  hoy es el del dolor de cabeza y así indefinidamente.
 ¿Y como pretenden eliminarnos?
 Ya lo estamos haciendo, como puedes observar aquí, hay varios tipos de cucarachas que actuando en conjunto esparcen las bacterias, protozoarios y virus que están adheridos a nuestros cuerpos y patas sobre todas las comidas, provocando diferentes formas de gastroenteritis, disentería, diarrea, y otras enfermedades. Es solo cuestión de tiempo, ustedes con su afán de venta y pobres controles aportan bastante a nuestra causa.
 Hagan lo que hagan, de mi no conseguirán nada, nunca le haría daño a Sandra.
 Lo sabemos, así que decidimos colocarte dos cucarachas guía que controlarán tu cuerpo y tu mente, para así lograr mantener a salvo nuestro escondite y ejecutar nuestro plan. Será fácil.
 Un vapor espeso de color marrón rojizo ocupa todo el departamento y las cucarachas desaparecen.
 Ya estoy listo, tengo que apurarme. Bien, tengo suerte, Sandra me está esperando. Que lo pario, me duele la cabeza con qué me habré hecho este chichón.
 Hola linda, dame un beso, te pido disculpas por la demora, no volverá a suceder.
 Hola Tiki, siempre haciéndome enojar.
 Luego del beso y el abrazo se sientan a la mesa del bar. De pronto, en la cabeza de Sandra, se prende una señal indicando peligro.
 Huuuyyy, Luego tendré que ir al departamento, al besarle el cuello y tocarle la cintura su reacción no fue normal, sus controles no respondieron como corresponde.
 Mientras tanto en el departamento, la líder de la insurgencia levantaba sus antenas y transmitía el siguiente mensaje a todas las cucarachas del mundo.
 Las mujeres son las herederas de la tierra, ellas son nuestras enemigas.
 ¡¡¡Cucarachas del mundo Unios!!!



Leonardo Zapata


    Alguna vez Leonardo Zapata


                                                                                                                    A John Lennon

 Alguna vez alguien dibujó una puerta y por ella salió dando un portazo, hasta llegar donde el último trazo del cielo era el cerrojo de la misma puerta, por el que alguien nos vigila como para que el dibujo de nuestra única entrada y salida no tenga llaves.
 Alguna vez alguien de saber tanto dibujar puertas a partir de ahí se hizo ausente y, por derroche de la tinta o por falta de una feroz ganzúa, se extravió en la lejanía de su propio paisaje.
 Alguna vez alguien imaginó una puerta y en el momento de cruzarla comenzó a llover, y a contramarcha los trenes se fueron huyendo sin regreso, porque nada sabían que se fueron los años tratando de aprender cómo dibujar una puerta, para que los encerrados del mundo supieran dónde crecen los parques donde antaño los tigres dormían bajo los árboles.

Mercedes González


                               Respirar Mercedes González


¿Sabes lo difícil que es respirar bajo el agua?
 Tan difícil…coges aire, coges tiempo, miras entre los recuerdos que se tiñen de azul, líquidos, fluyendo por tus venas.
 Expulsas el aire, subes a la superficie.
 No hay nada peor que desear lo que sabes que no puedes tener.
 Respira, coge parte de mi aire. Bésame aquí y luego allí.
 No intentes atraparme, no podrás hacerlo nunca. ¿Me oyes?
 Yo corro libre, nado lejos de ti, de tu agua, de tus manos.
 ¿Sabes lo difícil que es respirar bajo el agua?
 Tan difícil, tan complicado… coges aire. Respira.
 Me muevo, te miro, te deseo tanto como tú a mí.
 ¿Sabes lo que me cuesta no querer que me hagas lo que tú ya sabes?
 Respira, agárrame, sumérgete conmigo, bésame y luego subiremos a la superficie.
 ¿Sabes lo que me cuesta no querer que me hagas lo que tú ya sabes de una vez?
 Pero no te confundas, no puedes atraparme, nadie ha podido ni podrá. Porque yo corro libre, ahora y siempre.

Carmen Amaralis Vega Olivencia


Desnuda y viva Carmen Amaralis Vega Olivencia


Se acabó el pudor. Ha decidido caminar desnuda en la noche, erotizando ensueños. Una fuerza mágica la mueve. Las sombras de las bocas que la besan y las lloviznas que la cubren de alfileres le provocan un delicioso cosquilleo de felicidad oculta. El cabello se le enreda en los brazos que se alargan en delirios. 
Entorna los ojos y la media luna aparece cristalina y transparente.
Por el sendero surge un suave aroma a sexo voluptuoso, y se derrama el deseo en los cuerpos ajenos y en el propio.
Sigue caminando a paso lento, mientras su cuerpo se roza con la piel del viento, y la libertad la cubre con su manto tibio.
Está la noche a su favor. En las sombras se escuchan los suspiros de un fantasma enardecido y sus ojos brillantes se asoman al balcón del amado, dispuestos a ser iris en la entrega.
Siempre caminó cubierta de desidia, del portal al umbral, asfixiando lo que el cuerpo le pedía. Ahora ya lo sabe, no dará marcha atrás, seguirá desnuda mientras viva.
A lo lejos un anciano le hace el amor a sus recuerdos y una niña descubre de repente las aureolas de sus senos tiernos.

Guadalupe Ingelmo


                   Recuerdos de una vieja gloria  Guadalupe Ingelmo


No resiste la tentación de acercarse a ese vagabundo tan atípico que, en lugar de aferrarse a un vulgar tetrabrik, acaricia tiernamente una botella de Rioja. Se dice que ese hombre de gustos exquisitos probablemente gozó de una vida acomodada antaño. Lamentablemente ya no es extraño encontrar antiguos profesionales de prestigio viviendo en las calles.

-¿En qué trabajaba usted antes de caer en desgracia?

-Era vinatero. Yo fui el mejo -dice con orgullo, sacando una corona de laurel de la raída gabardina.

-No resistió la competencia de las grandes multinacionales, ¿verdad?

-Nunca me lo había planteado así, pero es otra forma de verlo. Dos mil años llevo dando tumbos, privado de oficio. ¿Cómo competir con alguien capaz de convertir el agua en vino? -reflexiona melancólico.

Y el viejo Baco, sin esperar siquiera una respuesta del atónito interlocutor, busca consuelo y olvido en la preciada botella.


Hilda Lujambio de Halfon


De utilería Hilda Lujambio de Halfon


Hacía horas que llovía. Ángela terminó de lavar los platos, acomodó un poco la cocina donde había almorzado con Anita y se encaminó a su cuarto.
Se recostó, más para dar rienda suerte a sus emociones, que para descansar. Los gatos, Amadeus y Beethoven (así los había bautizado su madre, profesora de música),  se acomodaron junto a sus pies; su proximidad, la tibieza de sus cuerpos le produjo cierto bienestar. La embargaba una sensación amarga y nueva.” Todas son pérdidas”, pensó. Hacía poco más de un año que había muerto su madre, quien se mostrara silenciosa y apática en sus últimos tiempos. Ángela, que tenía un carácter alegre y entusiasta se vio afectada por esto. Su partida fue un dolor grande; nunca se habían separado, ya que ella, al casarse, siguió viviendo en la casa matena.
Transitaba ese duelo cuando de un día para otro enfermó Pedro; el diagnóstico fue terminante: el proceso era irreversible.
Todo resultó vertiginoso, en menos de dos meses se produjo el desenlace. Otro gran dolor.  Fue muy difícil para Ángela adecuarse a la situación, aceptar las ausencias. Solas ella y Anita en esa casa tan grande. No hizo grandes cambios. Con esfuerzo por la pena que la atravesaba, donó la ropa de ambos y algunos elementos domésticos. Todo siguió como antes. Herminia continuó yendo dos o tres veces por semana a limpiar la casa.
Afortunadamente, ella debió  seguir con sus horas de cátedra,  y con la Escuela de Adultos. Anita iba a la facultad  por la mañana y tenía algunas actividades por la tarde. La relación entre ambas se estrechó, y sin darse cuenta o dándose cuenta, se aferró a su hija, su vida comenzó a girar en torno a Anita.
Ese día estaba particularmente sensible;” la lluvia”, pensó. La casa estaba en silencio, sólo se oía el golpeteo de las gotas sobre el techo.
Anita estaba en su cuarto, estudiando.
Se preguntó entonces, a qué se debía esa sensación amarga.  Inmediatamente lo comprendió.  Ese fin de semana Anita había llevado a cenar a Gustavo, formalizando una relación que llevaba varios meses. Ángela comprendió que el vínculo entre ellos era fuerte; ahí estaba la razón de sus sentimientos y pensamientos tan contradictorios. Por un lado, siendo Anita hija única, era muy saludable que armara y se comprometiera en una relación amorosa; como madre, siempre lo había deseado; pero al mismo tiempo, no cabía ninguna duda de que esta situación la colocaba a  ella  en un plano secundario; así lo sentía y de ahí esa nueva amargura. Se fue adormeciendo…
-Mamá, mamá- 
Fiel a su estilo, Anita entró como una tromba al dormitorio - Se me hizo tarde, me voy a la clase de piano, vuelvo a las 9. Te pido por favor que cuando vayas a la escuela, pases por la confitería de la esquina y compres una torta, la que te parezca, porque los padres de Gustavo me quieren conocer y me invitaron  hoy a cenar-  La abrazó, la besó y salió tan rápido como había entrado.
Un poco aturdida todavía, Ángela pensó: “Hoy lunes, no sé qué voy a conseguir”.
Su buen carácter la ayudó una vez más.  Sacudió la cabeza para ahuyentar los pensamientos con los que se había dormido.
Salió al jardín, levantó la vista y descubrió el parpadeo de un sol gris; la lluvia había intensificado los colores y las fragancias del jardín;  en el verde intenso  de las hojas temblaban aún pequeñas gotitas, el jazmín lucía radiante y su aroma lo invadía todo. Respiró profundamente varias veces
En un rato saldría para la escuela, le alegró la idea.”Hoy va Mirta, le voy a contar lo de Anita y Gustavo, no deja de ser una buena noticia”, se dijo tratando de encontrar un consuelo.
Merendó, se vistió lentamente y salió para la escuela. Antes debía pasar por la confitería.
-Buenas tardes.
-¿Qué tal, señora Ángela? ¿Qué anda buscando?
-Veo que no tenés casi nada.
-Sí, los lunes es así.
-Bueno, dame esa torta de ricota, hacé un lindo paquete; esta noche mi hija va a conocer a sus suegros, y quisiera que dé una buena impresión-. Al decir esto volvió a meterse en sí misma, en sus sentimientos encontrados…
-Listo señora Ángela, -dijo la empleada, volviéndola a la realidad.
-Muchas  gracias, me voy para la escuela.
Caminó ágilmente, quería llegar temprano y charlar un rato con sus compañeras; no perdía oportunidad de pasar un momento agradable, era su naturaleza que la impulsaba a buscar  siempre la manera de sentirse bien.
Ya hacía más de una hora que estaba en el aula que ese día compartía con Mirta.  Había dejado el paquete con la torta sobre el escritorio, y empleando su mejor tono y una gracia algo forzada, le contaba a su compañera que esa noche Anita conocería a sus futuros suegros.
De pronto entró al aula una mujer exaltada, casi desorbitada; era la dueña de la confitería. 
-¡Señora Ángela!, ¡señora Ángela! Suerte que la encontré a tiempo ¡La torta que le envolvieron es una torta de utilería!
Estallaron en risas que se prolongaron largo rato. Entre carcajadas, imaginaban la escena que se habría producido cuando, a la hora de los postres, hubieran intentado servir la torta.
Nada mejor que esta situación equívoca y graciosa para aliviar ese día el dolorido corazón de Ángela.