lunes, 6 de septiembre de 2010

ALICIA CHILIFONI


CACHETES DE AZALEA

Riego mis azaleas fuertemente rosadas. De pronto te veo a partir del color de tus cachetes copiado en las corolas.
Reconstruyo lo oscuro de tus ojos, que buscan cariño, callados y ansiosos, como de cuzquito callejero. El rubio pajizo de tus pirinchitos lacios, curtidos, que se vuelven casi negros, color ratón, hacia las raíces. Una manito regordeta y mugrienta que toma la mía guiándome hacia el sube y baja. La otra barre, desprolija, mocos y lágrimas, porque un chico te tiró un cascote.
Una galletita te acerca olvido. Te adueñás del paquete con el derecho incuestionable que te da el hambre.
¿Te encontraré dentro de dos semanas en la reunión de "cine-debate-mate"? Se me clavan la incertidumbre, la pena, la impotencia… Porque a última hora alguien buscaba orientación para llegar a la Comisaría de la Mujer. Era tu madre, volviendo del Hospital, con la bebita de meses. En su ausencia le han quitado a Genara y sus dos hermanitas, una mayor y otra más chiquita. Sabe quién las tiene: alguien que se aprovechó de la tormenta repentina. Se niega a entregárselas. Hará la denuncia. Se pierde entre la oscuridad y el viento gélido… Y yo acá, Genara, sin poder nada que no sea regar tus cachetes en la maceta de las azaleas.

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