lunes, 6 de septiembre de 2010

GABRIELA MORELLO


LA CUCHARA DE VERDAD


Siempre quise ser una cuchara de verdad, ¡Sí!, de esas que se utilizan para tomar el té o la sopa, y que según el tamaño, también sirven para comer riquísimos postres... hummm!!! esos que hacía la abuelita de Lara, mi dueña.
Claro, no les conté, hoy lamentablemente, soy una cucharita de colección, no sólo no me utilizan, sino que desde hace unos días dejé de ser importante, es que Lara adquirió una cucharita nueva, más pequeña y reluciente.
Me contaron las otras cucharas de la colección, que es la única que existe en el mundo. ¿Se imaginan la importancia que tiene para Lara? ¿Y el valor que representa ella solita en la colección? Porque las demás estamos todas repetidas... sin ir más lejos, yo tengo una melliza en el Museo Saavedra, la que fue comprada antes que yo, y un cucharón de porcelana que tiene como siete hermanos, todos iguales, y hay otra que está repetida cuatro veces y en esta misma casa. Así que todas las cucharas de Lara nos sentimos muy desdichadas.En realidad la única que no se pone demasiado triste con la compra, soy yo, porque cuando ella se descuida viene su hija Zoe y me elige a mí, entre todas las cucharas de la colección, para jugar a darle de comer a sus muñecas... y jugando con ella soy... ¡Una cuchara de verdad!

No hay comentarios: