lunes, 6 de diciembre de 2010

VALERIA VACCA


PAPA AL HORNO CON QUESO

Una papa, dos papas, tres papas bien peladas. En el fondo se escucha una música tranqui, más bien del estilo pop, que inunda todas las habitaciones de la casa. Termina de pelar las últimas dos papas y luego en una cacerola las enjuaga a todas. Una por una va tomando las papas, a las que va trozando en rodajas más bien finas. Una rodaja, dos rodajas, tres rodajas. Los niños duermen aún y piensa "ya no son tan niños, cada día van creciendo un poco más"; y el sonido que escuchaba cuando jugaban en épocas pasada, hoy son modificadas por las respiraciones profundas que se escuchan de ellos cuando duermen.
Toma una bandeja, le coloca agua y sal y la va tapando con las rodajas de las papas. Cubre el piso de la bandeja y luego troza queso fresco, el que al contacto con el calor se va derretir cubriendo la totalidad de las papas. Cubre otro piso con papas y le vuelve a adjuntar el queso. Echa un vistazo a las habitaciones y los niños aún siguen durmiendo y piensa "un ratito más y ya los voy a despertar como cuando eran bebes". Coloca la última capa de papas y la última capa de queso fresco.
Coloca la bandeja en el horno y mientras espera que pasen las dos horas de cocción comienza a recorrer la casa, inundada por la música que la acompaña.
Ya no recoge ni juguetes, ni útiles. Ahora junta la ropa tirada y tal vez algún diario íntimo o alguna carta de amor de sus niños.
Poco a poco la casa comienza a inundarse del aroma de las papas tostadas, y el ruido en ebullición del agua de la fuente se entremezcla con la música de fondo.
Es el momento de ir despertando a los niños como cuando eran bebés, un beso a uno, unas cosquillas al otro. Se van levantando y se van sentando en la mesa. Ella acerca la fuente y el aroma de las papas tostadas y el queso derretido hacen del almuerzo del domingo un encuentro exquisito entre una madre y sus hijos.

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