EL PARTIDO Sonia Figueras
Está
sentado en una silla de paja en la puerta de su casa. Es domingo. Ya almorzó un
plato de ravioles con un vaso de vino. Rechaza la fruta.
Los
ojos se le entrecierran en esa siesta calurosa.
Pesada
la tarde, dice, pero no le molesta. Un bochinche crece a su alrededor, lo
envuelve.
Ya
no está sentado en la calle. Está en el túnel, en el instante de entrar a la
cancha. Hoy estrena botines. La camiseta, el pantalón y las medias, por
supuesto, todo es nuevo. Está acostumbrado a ser la estrella del equipo. Sabe
que en cuanto pise el césped la tribuna entera va a corear su nombre y lo
ensordecerá.
Tocará
el suelo, vendrá la señal de la señal de
la cruz y luego el trotecito saludando a los hinchas.
Suena
el silbato. El sol le da de frente. En el sorteo le ganan el arco.
Como
es su estilo en cuanto puede agarra la pelota desde atrás y empieza a avanzar
ful tras ful. - ¡Eh! ¡Este tipo no ve nada! ¡Tampoco el juez de línea! Y al
rubio no se lo puede sacar de encima, lo sigue a sol y a sombra y cada tanto,
un caño. Beto lo acompaña por si se da. Llega al área contraria y con un
derechazo la estrella contra el palo y… adentro. El primer gol de la tarde ¿o
es de noche?
Un
lateral y se la saca limpito al rubio que lo sigue, le da una patada en la
rodilla y seguro que le arruinó el menisco. Pero él sigue. Parece que el
árbitro está ciego, le indica la falta con un gesto, pero nada. Avanza, le
duele la rodilla por la patada. En ese avance se acerca al arco. Con él no
pueden por más que se venga toda la defensa. Hoy está más afilado que nunca. La
pasa a la derecha, el flaco se la devuelve y con un cabezazo preciso define el
segundo gol.
La
fiesta en la tribuna crece. Qué partido éste. Hoy terminan el campeonato, ganan
y son campeones indiscutibles.
Arranca
esta vez del medio por un pase del fondo, la para con el pecho, los tobillos le
bailotean, como al Diego. El arco está ahí. No levanta la cabeza, no necesita
mirar, como el Diego.
Ya
sabe. Sabe que la meterá ahí, donde es imposible. De la popular le gritan y él
se siente Maradona y la clava en un costado, en el izquierdo, justo en el hueco
que le deja el arquero.
Tiene
un pequeño mareo. ¿Dónde está?
-
Abuelito ¿Sin azúcar como siempre?
Agarra
el mate con su mano derecha y con la izquierda acaricia la cabeza de su nieto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario