martes, 6 de diciembre de 2011

JESÚS ALEJANDRO GODOY


EL ERRANTE
 
Si es que estoy hecho de historias perdidas, será la razón por la que ahora esté vagando por esta casa tan repleta de luna y tan vacía de luz.
Si es verdad que mis ojos siguen grabando historias que no serán, ése es el porqué esté caminando sobre la hojarasca, en este bosque solitario, negro y difunto de sueños.
No sé cuando fue, ni como sucedió; es que una mañana sólo me aparté de un lugar y me fui a otro, y ahí empecé a ver de cerca a las aves del cielo y al sol del espacio; y en lugares extraños me empecé a que-dar, como una errante palabra que jamás tendría que haber sido pronunciada, como un hecho irresoluto o una mirada que nada tiene que percibir.
Si es que me abrigo de alegrías ajenas, creo que esa es la razón por la que mis únicas alegrías son contar los árboles de distintos lugares y ver pasar a los astros camuflados en mil colores distintos; y si es que mis gritos son como sinfonías mudas que jamás serán ejecutadas, ese creo, es el porqué mis caminos se separan de mis pasos y mis huellas se confunden a sí mismas con las que ya habían sido caminadas.
Si es que estoy hecho de madrugadas que nunca llegan y de inviernos en casas derruidas y de amores que nunca volverán, esa es la razón -creo-, por la que mi sombra se ha quedado a orillas del mar a mirar el amanecer, y mis rutinas ya se han dormido, dando un último suspiro que sólo yo he escuchado.
No sé cuando fue, ni como sucedió.
Tal vez entonces, una mañana sólo me apartaré de un lugar y me iré a otro, y en alguno me quedaré esperando a despertar de este sueño; que según parece, sólo se sueña cuando yo trato de abrir mis ojos…

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