domingo, 12 de junio de 2016

Carlos Margiotta

Entre paréntesis Carlos Margiotta

Los escritores son libres cuando escriben frente al papel. En ese lugar pueden transformar la realidad en ficción y la ficción en la realidad
de sus deseos.

Escribir es detener el mundo entre paréntesis, y uno está afuera del mundo, sin hambre, sin sed, sin necesidades. Sólo existe una compulsión de palabras que brotan para ser elegidas.

No escribo para comunicarme, ni para contribuir a la cultura nacional, tampoco lo hago para trascender ni ser reconocido. No busco el éxito, ni dar testimonio de una época, menos pretendo asumir un compromiso social mediante la literatura, ni hacerme rico. No me importa si lo que escribo es bueno ni malo, sólo escribo porque me gusta.

El escritor se mueve en una incertidumbre que le agota los nervios hasta que se encuentra con las palabras adecuadas que lo albergaran, sólo esas palabras y ninguna otras.

Si no podemos escribir sobre el amor sin haber amado, ni sobre el odio sin haber odiado, ni de la muerte sin haber muerto, entonces podemos imaginarlo.

Tengo la impresión de que todo ha sido escrito y por lo tanto abandono la tarea de escribir, pero al mismo tiempo creo que nada ha sido dicho, y me pongo a escribirlo.
Siempre escribimos sobre el mismo tema y contamos lo mismo de diferentes maneras en una eterna reiteración.

Cuando sentimos que las palabras nos cansan o nos aburren, lo mejor es no escribir nada.
Las palabras aparecen en un lugar casi sagrado que existe entre el cuerpo y el alma, por eso no escribimos sólo con el intelecto ni sólo con el corazón. Escribimos con las entrañas.
A veces sabemos por donde empezar un relato, o por donde terminarlo, otras veces tenemos frases sueltas alrededor de las cuales construimos una historia. Escritor, no hay palabras se hace palabra al andar.

Para la mirada de un escritor cada hecho cotidiano, simple e intrascendente, contiene una historia que puja por ser contada.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, sin embargo la palabra mamá incluye
infinitas imágenes

La diferencia entre la literatura y la poesía consiste en que la primera nace después del
lenguaje y la segunda mucho antes.

No hay que tomarse en serio lo que uno escribe sino la literatura es sí misma.
Un escritor no debe preocuparse por el tiempo que esta sin escribir, un escritor escribe
siempre.

Cuando más zonas oscuras y huecos haya en un 
relato, más puede imaginarse el lector.

Los escritores son grandes tímidos y mejores mentirosos.

Escribir es sacar a pasear los propios fantasmas para que jueguen sobre el papel

disfrazados de palabras.

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