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De
pequeño se me concedió un don que solo con los años aprendí a manejar y
valorar. Desde hoy podrás saber
cómo viven y piensan las personas que te rodean con solo interesarte por lo que
sus rostros dicen - Son las únicas
palabras que recuerdo de aquel momento.
Ya
no me resulta raro, ni molesto como al principio, el que las caras me hablen y
yo pueda leerlas. Si, leo sus arrugas, rictus, gestos, cicatrices, formas,
tamaños y estados. Todo. Y, como si fueran libros esperando mi elección, las
elijo, a veces cuidadosamente y otras al azar.
Hoy
saldré a caminar y leeré mientras acompaño sus cuerpos, pero esta vez elegiré
mujeres que estén pensando sobre sus vidas amorosas. Me paro en una esquina
concurrida y escojo a una joven con uniforme escolar – Todos me presionan, que si las notas, las
salidas, las compras, la música, la ropa, la comida, siempre hay una persona y
un tema para romperme las pelotas. Pero hay un mundo sobre el cual todavía no
saben nada y me pertenece solo a mí, aunque a veces tenga ayudantes cómplices.
Mi amor por Julián es lo único que me hace feliz, si él supiera que muchas de
las cosas que me pregunta y que pretende de mí aún me son desconocidas. Está
dos años adelantado y posee mayor experiencia, así que yo prefiero usar el
silencio o un beso como respuesta, porque creo que perdería su interés. Qué si
yo he tenido otros chicos o he tenido relaciones, qué siento cuando nos
acariciamos y qué hago cuando estoy sola. Yo solo sé que lo quiero, que quiero
estar junto a él, que es mi novio y los otros solo son amigos. No tengo
palabras ni coraje para decirle que me vida sexual no pasa de masturbarme
pensando en sus caricias. Voy a cumplir 15 años y estoy sola para decidir
cuándo dejar de ser niña y los que se preocupan por el tema tienen más miedo
que yo. –
El
siguiente rostro aparece acompañado por un sonido, es una joven que acaba de
cerrar su celular, bastante molesta – Qué si yo lo quiero, qué por qué me
comporto así con él después de una noche tan genial. Sí, es verdad, tuvimos una
noche genial, nos encontramos en el restaurant y luego de una cena propia de
bacanes, elegimos ir a mi departamento. Apenas se cerró la puerta del ascensor
comenzamos a tironearnos de la ropa como locos, llegamos hasta la puerta a los
tumbos y en un pie, abrir esa cerradura fue un suplicio que duro un siglo. Ya
en el interior, nuestros ojos coincidieron en la búsqueda de lugares y
suplementos que calmaran nuestra locura, anduvimos por sofás, sillas, pisos, bañera,
mesas y por último la cama. Todo sirvió para el juego que mañana cumplirá un
año, frutillas, crema, yogurth y champagne, bañaron y pintaron nuestros cuerpos
colaborando en esa fiesta de suspiros y gemidos. Qué si yo lo quiero… pelotudo, como todos los
demás, yo esperando su saludo o sus flores de aniversario y él demostrándome
que solo será un hombre más –
Una
mujer que salía del súper, arrastrando un changuito, llamó mi atención – Bueno,
creo que llevo todo lo necesario, hoy es viernes así que prepararé una buena
cena y si Beto llega de buen humor y no muy cansado quizás podamos, después de
dormir a los chicos, mirar algo en la tele o una peli, incluso le propondré
mirar algo erótico como siempre me insinúa. Según la asistente social, tenemos
que recomponer esa parte de la vida que se fue desdibujando entre hijos,
obligaciones, deudas y rutinas con cansancios llenos de silencios. Solo Dios
sabe cuánto deseo sentir la pasión que viví y ahora solo imagino en los demás.
Sé que nos queremos porque aún están presentes la admiración y el respeto, lo
noto en los chispazos fugaces de los abrazos y los besos que nos damos casi
distraídos. Pienso en los polvos descomunales que nos echábamos de jóvenes,
eran maratones olímpicas de sexo. Tengo preparado hasta el postre que a él
tanto le gusta y que yo disfruto viéndole la cara, por suerte conseguí la crema
y las guindas –
Una
mujer gira de repente y me pregunta la hora, imposible no interesarse por ella
– Separada, divorciada o viuda, que importa mi situación, solo tengo que
decirle que me resulta agradable estar en su compañía y que desde que nos
conocimos ya no disfruto tanto de mi soledad. Creía que lo había vivido todo y
me equivoqué, ya no se trata de si es el más lindo o si tiene suficiente
dinero, ni siquiera pienso en sus atributos físicos, todos los misterios y
tabúes de las pasiones y el sexo fueron develados, y las posibilidades de unas
caricias sinceras ocupan su lugar. Solo se trata de vivir, y la compañía de
alguien no es algo que a mi edad se elige o se espera, solo sucede y
punto. Una charla agradable, buena
música y una velada con cena compartida pueden significar mucho en la vida de
una jubilada que también es abuela, no sé como tomarán los demás mi relación,
pero seguro que les interesará verme feliz de nuevo –
4x400…
4 mujeres, 400 metros.
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