miércoles, 2 de noviembre de 2011

RICARDO ALLIEVI

 PASA EL TREN
 
 Todavía no se lo ve venir pero se lo adivina y se lo oye.
Marcha pegado a la línea del horizonte y parece escondido entre las sombras del amanecer oscuro, lluvioso y destemplado.
Es un gusano largo que cruza el campo a toda velocidad, entre bufidos de enojo o de llamada a todos, sacando humo blanco y largo, con pitadas estridentes que anuncian que pasa.
Así como llega, sigue su camino y se pierde raudo para seguir como llegaba, largo, porque no para. Sigue apurado y se escapa como vino.
El campo y todos vuelven a quedar callados.
Es un silencio espeso que recupera la llanura, después que pasó, separando cielo y tierra.
Los ganados siguen pastando tempraneros y los campesinos se vuelven a dormir un rato más, hasta que claree, porque hace mucho frío y es muy temprano para salir afuera y empezar las tareas cotidianas del paisaje campesino.

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