miércoles, 2 de noviembre de 2011

MARIÉ ROJAS


EL ÁRBOL

Había decidido cortarlo, le traía demasiados recuerdos. Había crecido a su sombra, en su tronco tenía las iniciales de sus amores, que ascendían en la medida en que su cuerpo se estiraba: amor de infancia, amor de adolescencia, amor de adultez, aquel oculto amor imposible... No había por qué almacenar tantas remembranzas, era hora de borrar el pasado y vivir el presente.
Llegaron los de la poda y comenzó el lento proceso de derribarlo, el camión esperaba para llevarse los fragmentos. Escuchó el sonido de la sierra, impávido.
Mas cuando lo vio caer, algo le hizo correr a su encuentro, arrodillarse y contemplarlo, ajeno a partir de ahora del viento y la llovizna, de lunas y de soles...
Habló entonces, deshojando su último aliento vital, por milagro el árbol, mostrándole su pecho herido de iniciales:
"Yo te quise más que todos, pues te amé en silencio".

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