miércoles, 2 de noviembre de 2011

ALICIA CHILIFONI


LA ÚLTIMA CARTA 

La última carta fue tuya. No hizo falta ver el remitente. La letra chueca te delata. Además, salvo nosotras dos, ya nadie le escribe a nadie. Tenía que ser tuya.
Y acá la guardo, con tu promesa de visitarme en junio. Tu afán por dejar todas las cuentas pagas y algunas molestias digestivas que querés clarificar, te demoran.
Mientras espero, te elijo un regalo, sonriendo al evocar ese entusiasmo tuyo, que ya saboreo por anticipado, viéndote sacar de la valija la sorrentinera, y ese tubo prodigioso del que salen tus malfatis de ensueño tan solemnemente como de la galera de un mago.
Con ellos te enseñoreas de mi cocina, mientras nos reímos a carcajadas, chimentos y vino tinto de por medio.
"Vamos a dormir" es una forma de decir. Seguimos la farra charlando al oscuro hasta la madrugada, en ese derroche de emoción de sabernos hermanas del corazón.
Un llamado telefónico troncha la espera. No vendrás. Ahora ni nunca.
Podría ser que yo lo haya soñado. Últimamente mi cerebro suele dar algún que otro paso en falso. Puede que sea una fantasía. Puede que esté detenido el tiempo (¿será verdad que pasaron ya dos años?). No estoy segura de tu muerte. Nunca lo estuve de la muerte de nadie.
Por eso sigo guardando tu carta, la última que recibí. ¡Cómo nos vamos a reír cuando vengas y te cuente esta pesadilla mía!

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