miércoles, 6 de julio de 2011

SERGIO SPINELLI


ESCENA

Era de noche cuando los vi entrar y sentarse en la mesa junto al ventanal. Ella miraba los edificios de enfrente: como si representaran el mundo con sus habitantes a los cuales podía verles el alma. El muchacho me llamó con una seña y pidió algo de tomar. Los seguí observando desde el mostrador, fascinada por la paz que pude ver en ambos. El es-tado de conciencia que tenían, algo cada vez mas difícil de ver en un mundo devastado por el horror, la violencia, el odio y el rencor.
Luego el muchacho le dijo algo y ella le respondió con un pequeño silencio, mientras miraba por el ventanal abarcándolo todo. Encendió un cigarrillo y le dio una profunda pitada, mientras él, seguía observando los cuadros colgados en este bar, pensando seguramente que él se sentía desdichado y víctima de un mundo espantoso, salvándose en ese instante absoluto frente a ella que escuchaba sus penas cuando le hablaba; porque ahora pensaban cosas que no eran triviales y estaban en silencio.
Casi sin advertirlo, vio que ella se frotó los ojos para disimular una lágrima, mientras él seguía pensando algo para decir, pero se limitaba a pensar que estar ahí en silencio y escucharla, compartiendo sus penas, era una respuesta a una pregunta aún no formulada, porque era tal vez mas valioso un instante de profunda melancolía, que cientos de palabras llenas de nada.
Finalmente se levantaron y salieron los dos hacia Avenida de Mayo. Los vi cruzar la ancha ave-nida y luego los perdí de vista. Y me quedé pensando, con mis ojos que ya no miraban las paredes de este local, ni las mesas, ni las personas. Me imaginé verlos llegar a una esquina en donde quiera que sea, cruzando alguna mirada y fundiéndose en un abrazo, en el que él le transmitirá un te quiero y voy a estar cuando me llames. Y cuando no, te haré saber en que esquina estaré para que puedas hallarme.
..............................Mama Dark.

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