miércoles, 6 de abril de 2011

SONIA CAUTIVA



DESCANSO
 
La tarde se presta al descanso. ¡Qué claro cielo!, como la fuente de agua en su confín fundida en el horizonte! El silencio me molesta, siento latidos en mi cuerpo… En realidad debería tener paz. Pero no. Mi mente jamás descansa, ni dormida. No me concentro en la tranquilidad que me rodea.
Voces lejanas se acercan No es fantasía. Las percibo verdaderas, con carne, sangre, ojos, cabellos. Son dos. Ella, menuda, de color como la arena y larga cabellera de fuego. ÉL, espaldas anchas y una cicatriz muy marcada en el rostro.
Se acomodan cerca de mí, hablan en voz alta. No distingo lo que dicen.
Ella llora. No intervengo. El tono, el de él, es muy fuerte, duro, lacerante. Lastima. Apena la escena.
Espero que esta situación desagradable termine. Me pone muy incómoda. No me atrevo a levantarme de la silla por si este hombre alterado se percata de mi presencia, (creo que me ha visto) y me coloco de espaldas.
Hay silencio otra vez a mi alrededor. Quedamos las dos solas en la playa inmensa, la mujer y yo...
Mejor tomo mi bolso, recojo mi silla y me voy. La dejo estirada en la arena con su cara tapada, creo que es una remera blanca.
Llego al hotel, sensibilizada por la discusión que presencié, con la figura desagradable del hombretón en mi retina.
Hay preparativos festivos, movimientos, trajines..
-Cena y baile, esta noche, señorita. La cena es a las 22, pero hoy hay baile... me dice el conserje.
¡Bueno, algo agradable luego del mal rato! Parece que cambia mi suerte. Decido subir por las escaleras, no sé si soportaré el cubículo del ascensor.
¡Ay!¡ Perdón! En el pasillo choco con un hombre que sale no sé de dónde. ¿Estoy confundida? Creo reconocer al hombrote de la playa Eludo su mirada.. .¡Qué empujón!
Los gritos, el mal momento ¿ me dejaron mal? ¿Olvido acaso que estoy disfrutando del abandono de mis compromisos en Buenos Aires? ¡adiós estudio! ¡chau Nacho y sus melosidades! ¡bye bye impertinente Ezequiel ! Entro a mi habitación.
Me entusiasma el programa de esta noche. Estoy conforme con este viaje al Caribe sola, salvo el incidente en la playa.
Usufructuaré las comodidades del hotel. ¡Voy a darme un baño de inmersión espectacular! No sé si utilizar las sales o las gotas de esencia de fresias que me miran desde la repisa de cristal. Me quito la ropa, ¡iuju! Me maravillo con una hermosa bata color salmón y las chinelas haciendo juego. ¡Qué regocijo! Me decido, las fresas.
Espero que se llene la bañera como no lo hice nunca, en tanto se disuelve la esencia y pongo "No sé tú" de Manzanero, ese bolero que siempre me ha gustado.
Deliciosa y sensualmente me sumerjo en la blanda y perfumada caricia. Estupenda, agradable sensación de placer. ¡Quién me hubiera dicho que podría gozar de tanto deleite con este viaje decidido en tan pocas horas!
¡Ah!..¡No!... ¡No! ¿Qué es? ¿Quién es?... ¡No!... ¡el de la playa!... me está apretando el cuello... no puedo respirar... ¡Ay!!!!!

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