sábado, 4 de abril de 2009

RICARDO ALLIEVI



GRAMÁTICA

...Él pudo conseguirla después de mucho entre. Pensaba que sería la primera vez, pero no se lo preguntó. Le gustaba el trabajito fino y bien elaborado.
Ella, sentada en la cama, sacó el libro de Gramática y se puso a pasar displicentemente hojas, mojándose el dedo índice con la lengua bien afuera, en una actitud sensual y provocativa. Tenía dieciséis años y estaba en cuarto comercial.
Él, enojado como un fauno, guardó su rabia y, esperando revertir la situación con palabras acordes, sólo dijo: - No es el momento para ponerse a estudiar ahora, alumna... Vinimos aquí, a esta clase, para otra cosa más divertida -.
Ella reaccionó liberándose de toda atadura, locamente: - El libro lo tiro y el profe sos vos - burlándose de su seriedad y formas antiguas. Entonces comenzó a usar sus brazos desplegándolos como alas acariciantes y envolventes.
Se apretaron, se pegaron, se mordieron abrazados, se revolcaron en la cama y rodaron por el piso.
Ella lo dejó exhausto y él se durmió en el primer cabeceo, pensando que era la nueva alumna.
Ella lo miraba como si fuera su profesor de Gramática, el que le habían dicho que sus métodos eran autoritarios y antiguos, pensando que lo pasado era irresistible para ambos.
Se sintieron nuevamente atraídos. Eran sus partes más jugosas, bien bebidas y disfrutadas con placer.
Después de la evaluación, dijo: - Tenés un diez, nota que excepcionalmente pongo. Fue algo magistral, teniendo en cuenta que sólo pasaste las primeras hojas de mi libro de Gramática -. ¿Nos vamos... ?

No hay comentarios: