jueves, 19 de septiembre de 2013

Soldaditos de plomo Celia Martínez







Soldaditos de plomo 
Celia Elena Martínez

Una mañana tu madre te alcanzó la carta. La leíste atentamente y contento le dijiste: -“¡mamá, mamá, voy a servir a la Patria”-
Con esa voz de niño, todavía. Estabas contento, feliz. Te habían convocado. A vos que vivías allá lejos, en un pueblito del norte.
Te fuiste, en el primer tren de la mañana. Iban otros chicos como vos,  recién salidos de la escuela y otros que ni siquiera la habían terminado, colmados de sueños futuros, poder estudiar, mientras trabajaban de día.
Por días enteros, no supimos nada de vos. Hasta que escribiste tu primera carta.
Por la radio sabíamos que estaban lejos, muy lejos. Allá,  donde me enseñaron en la escuela y nos hacían pintar dos islitas, que nos decían eran argentinas.
En la carta, nos contabas, que hacía mucho frío, qué por ahora la ropa era grande, pero que más adelante, les iban a dar de nuestro talle y más abrigo, pero que estabas contento, la comida no era mucha, pero se arreglaban.
En la segunda carta, nos contaste, que tenías mucho miedo, que por las noches llorabas, sentías las balas y estruendos dentro de las trincheras, pero que los tenientes les  decían que no se asustaran, porque “estabamos” ganando. Entonces te sentías mejor de servir a la PATRIA”, porque por fin nuestras Malvinas serían argentinas. También nos contaste que apenas sentías tus pies, porque los tenías mojados y fríos.Un día todo terminó. De noche te escucho esa vocecita de niño contento, gritando:”mamá, mamá, voy a servir a mi Patria.
Ayer te fui a visitar, ahora sos una cruz blanca, en un lugar lejano.


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