jueves, 12 de abril de 2012

JUANA ROSA SCHUSTER


INOCENCIA

Que les quede claro que soy muy buen nadador. Ahora no, por el golpe en la cabeza.
Las olas se convierten en latigazos. Me duele mucho.
Bajo para poder respirar.
Veo círculos rojos. Es destructivo pensar que la sangre ha comenzado a gotear.
No puedo pedir ayuda. Ahora voy a subir otra vez.
El agua está muy fría. Otra boya a la izquierda.
Estoy aturdido. Toda la inmensidad gira a mi alrededor.
No se ven mis compañeros. El mar está muy inquieto.
Pienso en  ella hace mucho tiempo que no le digo cuánto la necesito.
Voy a nadar de costado. Los ojos arden.
Vuelve ese dolor agudo en las entrañas. Tengo que resistir.
Hay algo a lo lejos. Se oye una sirena. Suena a música celestial.
Es un barco. Se acerca. Estoy salvado.
Neptuno escuchó mis rezos. Se apiadó de mí.
Me dejaré llevar por la corriente.
Hay más círculos rojos. Mi imaginación fabrica colores.
Oigo voces. Deben estar cerca. No debo perder el conocimiento.
Una vez rescatado, me atenderán como corresponde.
La sal parece escaldar mi cuerpo. Escucho voces.
"Es muy pesado".
"Es hermoso".
"Nunca vi algo así".
Siento como si estuviese en una hamaca. Algo me eleva.
"Cartílago, aceite, lociones".
"¿Y el resto?".
"Lo cocinamos esta noche. Lo acompañamos con vino blanco".

No hay comentarios: