viernes, 13 de abril de 2012

CELIA ELENA MARTÍNEZ



SEÑORA "PROTESTA"

La Sra. Wu, mientras se tomaba la cadera con ambas manos, a la altura de los nervios ciáticos, hablaba sola siempre refunfuñando, como si alguien pudiera escucharla.
-¡¡¡Ayy…ay…ay…, cómo me duele esta maldita cadera!!!
De pronto se le cruza su gato y le grita.
-¡¡¡Saliiii, maldito gato, siempre en mi camino!!!
Tras el grito le da una patada, que hace volar literalmente al gato.
-¡¡¡Ayyyyy!!! Maldito, me hiciste doler el ciático!!!
Asomándose a la ventana, ve a su vecino el Sr. Chang que ha estacionado, como siempre su camión frente a su puerta y le grita:
- Es posible Sr. Chang que todos los días estacione frente a mi puerta su maldito camión? ¡¡¡No me deja ver nada desde mi ventana!!!
-Qué humedad, dios mío… (refunfuña), este clima me mata, hace que me duela más mi "pobre" cadera.
De pronto suena el teléfono. La Sra. Wu corre quejándose de sus dolores.
-¿Hola, quien habla?"
-¿Hijito…sos vos?, cómo querés que esté, si estás tan lejos? Cómo pudiste irte a vivir tan lejos, dejándome sola… y… yo pobrecita de mí (llora) siempre con mis dolores y sola, tan sola. Además este clima me mata, los vecinos son insoportables… esta casa es tan calurosa en verano y tan fría en invierno (quejumbrosa) que mis dolores son de todo el año.
-El Sr. Chang mi vecino de enfrente, siempre estaciona su camión frente a mi puerta y ni siquiera puedo ver la calle, siempre encerrada…¿Cuándo vas a venir? ¿Queeee? ¿Por ahora no?.  Bueno, pero no te olvides que tenés una madre enferma, sola, tan sólo el gato me acompaña. Los vecinos apenas si me saludan, no sé porqué cuando me paro a hablarles, se escapan enseguida. Bueno, bueno está bien, nos hablamos pronto, muchos besos.
-¿Ah tu familia está bien? (del otro lado se escuchó un clic y nuevamente el tono.
La Sra. Wu de pronto, tomó una determinación.
-¡Me voy, me voy de esta maldita casa que me está enfermando!
Y caminando muy derechita salió de la casa, dando un portazo con un uuuffff.
A la media hora regresó y comenzó otra vez a refunfuñar contra todo: la vida, la casa, el clima, sus dolores, los vecinos…
-¡Porqué no me moriré, dios mío! ¿Para qué vivo? ¿Para sufrir tanto?

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