jueves, 4 de diciembre de 2008

JUANA SCHUSTER


LA ENTREVISTA

Dios está agotado. De mal humor. San Pedro le da un sedante. Desde arriba el mundo se ve como una gran fogata: los bosques encendidos, el agua es hirviente y rojiza, su amada creación respira un humo negro.
Últimamente, todos los seres humanos habían ido al infierno. Se pasea nervioso de nube en nube. Los címbalos de sol le molestan.
Pronto llegaría el siguiente turno. Otra vez las mismas respuestas que muestran que Hobbes tenía razón: "El hombre es el lobo del hombre".
No halla explicación ante tanta demostración de codicia y egoísmo. Tanto varones como mujeres coinciden en los mismos defectos. Una de las cosas que más lo irritan es el desprecio por el sufrimiento ajeno. Se da cuenta que pronto habrá que construir otro averno.
Aparece el próximo a entrevistar.
-¿Durante cuánto tiempo estuvo en prisión?. - Nunca.
-¿Cuántas veces faltó a su trabajo con un pretexto?.
-Nunca.
El Altísimo marca las cejas. Presiente que le miente.
-¿Gozó al hacer daño?. - Jamás.
El Padre Eterno recuerda que en las guerras otorgan puntos por matar niños.
-¿Tuvo una vida plácida?. - No. Trabajé de la mañana a la noche. Conocí el estado de intensa fatiga.
-¿Qué órdenes desobedeció?. - Ninguna.
El Señor piensa que esto es imposible. El mundo está muy alterado. La oscura ambición humana despliega aceleradamente sus telas atrapando a la naturaleza. Las mayoría es inmune a los consejos de los ancestros.
-¿En qué ocasiones fue irascible?. - Estoy en contra de la violencia.
-¿Recuerda a sus padres?. - Por supuesto.
-¿Cómo eran?. -Se distinguieron por ser laboriosos (fue la respuesta con voz temblorosa). Me separaron de ellos muy pronto.
-¿Atacó en alguna ocasión?. -No.
Dios contempla los ojos cansados de intentar templar las penas, que tiene frente a Él. Se le notan demasiado los huesos. Observa que tiembla.
-¿Por qué tiene ese latido en el cuerpo?. -De debilidad.
-¿Vivió momentos de dicha?. -Muy pocos.
San Pedro le susurra que hay que apurarse. Deben hacerlo pasar sin prolongar el interrogatorio.
Dios se da cuenta que deben abrirse los portones celestiales. Un ángel lo guiará a su última morada.Rengueando pero feliz, entra el caballo.

1 comentario:

Avesdelcielo dijo...

Muy bien escrito , con ingenio. Me gustó mucho.
MARITA RAGOZZA