sábado, 22 de septiembre de 2018

Juana Rosa Schuster



 La Soprano  
Juana Rosa Schuster   

Nadie en las butacas y ella no lo sabe. La están maquillando. Las pestañas postizas son muy exageradas, pero no se notará. Tampoco ninguna de las asistentes se lo quiere decir. Le prueban los vestidos en los camarines. Está excedida en peso. No es fácil encontrar el talle adecuado. Apremia a las costureras. Se mira al espejo en una especie de éxtasis y hace gestos aprobatorios con la cabeza.  El teatro está vacío, como un árbol donde no anida ningún pájaro o un camino que no lleva a ningún sitio.          
Saldrá igual a escena. La sala está repleta.  Cuando las luces la enfocan, escucha los aplausos del público. Interpreta a Rigoletto.   Su voz es una cascada de perfecta armonía. Túnicas de agua caen en los precipicios del alma.  No sabe que no hay orquesta. Su interpretación es sublime. Rosas llegan desde los palcos. .Aplausos sonoros. Exclamaciones de damas muy elegantes. Aroma a perfume francés en la atmósfera.
Pronto vendrán contratos en el extranjero. Conocerá gente célebre y la entrevistarán los periodistas más conocidos. No sabe. Ignora por su delirio que será trasladada a un lugar del que ya no volverá.

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