Celia Elena Martínez
Cuando terminaron el colegio, comenzaron a estudiar juntos en la Universidad. Marta era muy buena alumna y sacaba las mejores notas.
Tomás en cambio tenía problemas en la casa, su padre enfermo y su madre tuvo que salir a trabajar en casas de familia dado que los horarios no le daban, entre la casa y los cuidados de su marido.
Tomás tuvo que ir a trabajar y dedicarle menos tiempo al estudio. Podía dar menos materias por año y se fue atrasando con respecto a Marta. Hasta que un día decidió dejar la carrera para más adelante, cosa que nunca hizo.
Marta se recibió de abogada y luego de escribana, trabajaba en el buffet de su padre.
Siguieron con el noviazgo y se los veía enamorados como siempre.
Tomás cambió de trabajo, fue a una inmobiliaria pero ganaba poco con respecto a Marta. No obstante trataban de guardar para poder casarse. Ella aportaba más que él, pero Marta se conformaba, aunque a Tomás lo ponía de mal humor. A pesar de todo se casaron.
Fue una boda fastuosa todo organizado por el padre de Marta. Les pagó el viaje de bodas a Europa, todo esto le disgustaba a Tomás Marta no se daba cuenta porque estaba acostumbrada a vivir así, el progenitor de ella les regaló el departamento, en el mismo edificio para controlar mejor sus vidas.
Cuando se fueron a vivir juntos empezaron las discusiones.
Marta le enrostraba que no trabajaba lo suficiente para ganar más, que era un pusilánime
Empezó a ver que su marido era un inútil, ya habían perdido aquel amor de adolescentes, ya no estaba enamorada de él. Poco a poco se fueron distanciando. Él venía cada vez más tarde y borracho.
Marta quedó embarazada, no le dijo nada a Tomás y abortó.
Ya no quería saber nada de él.
En el estudio de abogados conoció a un hombre mayor que ella y pronto fueron amantes.
El amor había muerto. Una noche Tomás volvió y encontró el departamento totalmente vacío. Marta había decidido abandonar a su marido.
Sólo había una nota que decía, por favor dejá las llaves en la portería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario