viernes, 18 de mayo de 2012

MARÍA ANGÉLICA FIDALGO


MENSAJE  

Verano. Una botella con un mensaje en su interior navegando en medio del océano. Siguiendo una dirección equivocada. Salta sobre las olas, esquiva la embarcación. Escapa de las redes pescadoras para ir a posarse sobre una playa semidesierta.
Descansa. El sol calcina su coraza de vidrio. Las letras escritas en el papel duermen un largo sueño a la espera de que alguien aunque sea por curiosidad la destape.
Que las palabras se deslicen por el aire emitiendo sonidos musicales al chocar con el viento, susurrando…
Un niño corriendo descalzo por la playa. Un perro su compañía.
La botella vuela por el aire y se posa en las fauces del animal.
Cede su tapón cayendo el rollo en la ardiente arena.
Una mano que lo toma, lo desenrosca. Unos ojos azorados que leen el mensaje y un grito de desesperación que surge del papel:
"SOY UN SOBREVIVIENTE DEL TITANIC".

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