jueves, 5 de agosto de 2010

HORACIO LAITANO


.........................MICRORELATOS

UN RECUERDO DEL SR. QUQ

Al llegar al Parque de las Nubes -esquina de las calles 2 y 3- el Sr. Quq agita su sombrero saludando a los vecinos. No todos contestan su saludo. Sin embargo, siempre se escuchan voces y murmullos, muestras de admiración y descontento, que se filtran por puertas y ventanas. El barrio se llena de rumores vaporosos y hasta en el aire que circula por la calle se descubre un aroma diferente. El Sr. Quq conoce este perfume. Como si algo recordara su presencia macerada por los años. Como si el viento que sopla desde entonces lo llevara más allá de su paso silencioso.

De su libro: Los apuntes del Sr. Quq, Ed. El Cañón Oxidado

EL SR. PERET Y SU MOSCA

Pasado el mediodía, el señor Peret salió a la calle con su mosca. Siempre negra, siempre inquieta, la mosca corría por la vereda, como si no pudiera desplegar sus alas. Luego de observar el recorrido, el señor Peret la reprendió severamente. Sin embargo, la mosca no se dio por aludida. Su atención estaba puesta en otras moscas: el moscardón de enfrente y la mosquita de la esquina.
-Siempre ocurre lo mismo con esta mosca -comentó el señor Peret a sus vecinos.
-En lugar de volar como las otras, se queda papando moscas. Como si nada le importara, como si todo le viniera desde arriba…

De su libro: Humores Familiares, Ed. de los Cuatro Vientos


UN VIAJE

Lino Unsuaga prepara las maletas. Faltan pocos días para el viaje. Sus brazos se estiran llevados por la prisa, mientras giran sus piernas al compás de los relojes.
-No es un viaje común -les dice a sus amigos-. Ni tampoco es un paseo de rutina. Es algo difícil de explicarles. Consiste en eyectar las propias ilusiones y dejarlas en suspenso por un rato. Después de unos minutos, sentirán un alivio refrescante. El punto de partida más propicio para volver a pensar en otro viaje.

LA VIDA DE LOS PÉREZ

La vida fragmentaria de los Pérez se fue deshilachando con el tiempo… Los jóvenes dejaron la familia, en busca de nuevos parentescos. Los viejos, resignados a quedarse, saludaban detrás de las ventanas. Sus manos se agitaban como insectos voladores hasta caer desplomados en el piso. Los niños corrían por el barrio, queriendo averiguar el paradero de sus padres. Un grupo de vecinos, preocupados por el hecho, organizó las primeras adopciones.
Al cabo de unos días, sus propias familias siguieron el camino de los Pérez…

EL GASISTA

Al pasar por la vereda, el gasista se detuvo. Algo le indicaba que había un desperfecto. Un olor penetrante invadía sus mucosas, alterando su sentido del olfato. La gente que pasaba lo miraba de soslayo. Él pensaba que tal vez lo percibían, pero acaso procuraban ocultarlo. Ni siquiera se atrevía a preguntarles. Prefería continuar conjeturando, hasta poder resolverlo por su cuenta.
Después de algunas horas, un hombre uniformado se detuvo. Mientras todos observaban azorados, el gasista yacía sobre el piso.

SERVICIOS PERSONALES

Cuando ella se informó sobre los robos, no dudó en llamar al detective. Un hombre canoso y regordete que siempre repetía alguna frase.
"El delito se expande sin medida". "Es preciso que adoptemos las primeras precauciones. No permita que nadie se le acerque o la salude. Aléjese de sus parientes y vecinos, hasta tanto lo autorice nuestra agencia. A partir de este momento, su casa estará altamente vigilada. Cierre por ahora la puerta y las ventanas y acostumbre hacer lo mismo con otras aberturas. Si escucha las noticias por la radio, apague el aparato al terminar el noticiero. No acepte invitaciones de otra gente ni frecuente los cines por la noche. Y recuerde: si algún turista pretende seducirla, procure convocarnos de inmediato".

(Los cuatro últimos microrelatos son inéditos)
*Otros fueron publicados por Analía Pascaner.

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