sábado, 7 de noviembre de 2009

NORMA PADRA


UNA CARTA PARA LILIANA


Susana, sé que estás muy enferma, que tus días están contados, siempre que entro al hospital, por las mañanas, al caminar por los pasillos escucho tu voz, Susana, todos en el piso donde estás internada saben de la gravedad de tu caso y te tienen mucha paciencia, pese a tus grito y reclamos. Todos te quieren, sabemos que sos una gran mujer, muy fuerte y de tomar decisiones drásticas. Si Susana, yo te visito, atiendo, te doy todos los gustos, salgo a comprar todos lo que se te antoja con tal de hacerte olvidar que tus días se van. Liliana, tu hermana, también lo sabe y le hago compañía o bien otras veces la suplanto para que ella pueda descansar. Si yo sé Susana que no querés que te apliquen morfina, se lo pediste a tu médico para que esperen unos días más, y ya pasaron casi tres meses y tus días se te hicieron penosos, pero siempre que recibís a todos tus amigos renacés, una sonrisa para todos se dibuja en tu rostro, y tu espíritu se llena de alegría, eso todos lo sabemos Susana.
Voy a hall donde están las maquinas expendedoras de bebidas y me encuentro con hombres muy elegantes y cultos que visitan a un amigo también viudo, que está como vos, esperando, y charlamos mientras tomamos algún café, luego ellos se van y te saludan de lejos. Y así todos los días, con altibajos, tu celular no para de llamar, los compañeros de trabajo, tus amigas, tu familia, Susana.
Tu padre no sabe nada Susana, piensa que pronto te iras a tu hogar y vos no querés hablar con nadie del tema. Pasamos la navidad y el año nuevo juntas hasta que finalmente el 30 de enero, Susana, le pediste al médico que ya te aplicaran la morfina, ya te rendías, ya habías luchado con todas las medicinas alternativas durante siete años y te rendías Susana. Le dejaste una carta a tu hermana Liliana, para que se hiciera cargo de tus pertenecías y deseos. Y así Susana, entraste rápidamente el un dulce sueño, o en el mejor de los casos, en el final de una pesadilla. Todos estábamos alrededor de la cama cuando diste el ultimo suspiro y moriste Susana, nos dejaste solos llorando, ya no estarás más haciéndonos reír, contándonos las aventuras de tus viajes, tus amores, dos de ellos te extrañan aún Susana, no te olvidaron nunca y hoy están aquí a tu lado.
A tres años de tu desaparición, estás presente en la vida de todos los que te quisimos, entre ellos yo; tu prima que te escribe.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Norma: qué carta tan sentida!!! Una realidad que golpeó de una manera especial y que, por la intensidad del texto, no será fácil de asimilar. Un abrazo de Laura Beatriz Chiesa.