jueves, 26 de junio de 2014

Joan Mateu


                         La estrategia Joan Mateu


Llevaba más de tres semanas comiendo compulsivamente. Devoraba un desayuno copioso, a media mañana se sentaba a comer un plato de legumbres y algo de carne, sobre las dos hacía una comida fuerte, y llegaba a la cena después de haber pasado por una merienda de cuchillo y tenedor. Entremedio picoteaba cosas como chocolate, pistachos, regaliz y galletas.

Había engordado de una forma escandalosa y no tenía hambre. Aún a así se forzaba a seguir comiendo, con una determinación a toda prueba y con un miedo que aumentaba día a día en consonancia con su peso.

Faltaban pocas noches y seguía con su dieta de sobrealimentación, con la esperanza de que, de esta manera, podría hacer frente al problema.

Llegó la noche temida. Otra noche de luna llena, otra maldita noche. Mientras se iba transformando y se le curvaba la espalda, le crecían los dientes y le salía aquel pelo áspero, empezaba a sentir hambre. Sentía hambre a pesar de haber comido como un cerdo durante todo el mes. La estrategia ha fallado.

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