martes, 4 de mayo de 2010

ELENA ORTIZ MUÑIZ


ERES

Una ráfaga de viento invadiendo mi vida
eres brisa suave, aire puro, oxígeno vital.
Solo tú despiertas mi existencia dormida
me envuelves, me elevas...¡me haces sentir inmortal!

Tu presencia un prado con hierba recién crecida
presagiando fuerza, esperanza y eternidad.
Esos pasos firmes, queridos, justos sin medida
marcando huellas en el sendero, clamando verdad.

Oasis en pleno desierto, remanso de paz.
Eres agua que brota de la fuente en verano,
la cascada valiente que se arroja al vacío.

La sutil luz que ilumina en silencio...despacio.
El fuego de la hoguera cálido, intenso y fugaz
hacia el que puedes tender sin temor, la mano.