viernes, 12 de febrero de 2010

NORMA PADRA


TODO FRUTO TIENE SU SECRETO

Transito por los caminos misteriosos de la frugalidad y la sensualidad mientras estoy frente a un fruto, un simple higo, simiente, comienzo de vida, placer de néctar pálido, dulce, brilloso, carnoso, juego con todos los sentidos, con los ojos, el olfato; lo degusto, toco su aspereza externa, y la vellosidad interna y rosada.
Hasta puedo escuchar su lamento al separarlo con mis labios.
Y me lleva el recuerdo al jardín de mi abuelo, a sus higueras, a mi infancia, a esas tardes en que él, tomaba con sus manos esos frutos, y los dejaba en mis manos.
El abuelo tenía la misma dulzura que esas tardes en el jardín, rodeados de aromas de flores, placeres y sabiduría.
Siempre contaba historias que había aprendido en su tierra natal. Lleno de nostalgia, él y yo comíamos esos higos en pétalos, maduros, compartiendo secretos, sólo los dos en el jardín de la infancia.

3 comentarios:

deliteraturayalgomas-2 dijo...

Norma querida, casi siento el sabor de esos higos que se anticipan a la nostalgia.
Un gran abrazo
Betty Badaui

Anónimo dijo...

Norma: tu cuento también me llevó a la casa de mis Nonos donde, para las navidades ,había brevas e higos que eran un manjar. Gracias por el recuerdo. Te abraza, Laura B.Chiesa.

Silvia Loustau dijo...

Siempre me asombra como un lejano perfume de la infancia nos lleva a la palabra. Tiene ese tono nostágico que me gusta mucho.
Un abrazo de,

Silvia Loustau