viernes, 6 de junio de 2008

ROBERTO ROMEO DI VITA


LA PESADA

Es parte de la "pesada", de los revolucionarios de Mayo. Y sus amigos confían en él.
Domingo debe jugarse una vez más por sus ideales, por sus amigos y porque sabe que llegó el momento y esta vez no puede fallar.
Los que reclutó entre sus soldados fieles, doctores flamantes, curas de pueblos y poetas soñadores, no le fallarán y estarán en la Plaza Mayor a la hora señalada impidiendo el paso de los pelucas coloniales, y si se llega a armar la podrida tienen como misión entrar a dar sin asco.
Los paños que repartió con Beruti esa mañana, a estas horas tienen el sabor de la señal convenida y más de un barrigón tuvo que tragarse su desprecio, ante la mirada volcánica de sus repartidores.
La cosa puede llegar a ponerse brava si Cisneros no quiere renunciar y el ahora Teniente Coronel French, graduado por el propio Liniers, piensa que ya no será contra los ingleses, sino contra los reyes españoles que están presos de Napoleón.
Pero este "cartero único" de la colonia está cansado de ser mandado desde afuera y le sobran agallas para pelear. Ya lo demostró en dos oportunidades, como lo hicieron Manuel, Mariano, Juan José y demás de sus camaradas.
Por eso confían en él, y él sabe que no fallará.
Terminada la jornada del día 25, obligado a renunciar el "sordo",labrada el acta y echada a andar una nueva vida, estos asombrados criollos no pueden creer lo que han conseguido, French por fin puede fumar un cigarro con tranquilidad.
Está fumando un puro a la luz de un farol, acompañado por tres de sus hombres, pero antes ha dispuesto que los domicilios de Manuel, de Mariano y de Castelli estén protegidos de la embestida de algún provocador.
Lo sorprenderán las primeras luces del alba camino a la casa del tano Beruti. Una porteña madrugadora yendo a misa, por su belleza y contorno, está a punto de hacerlo llegar tarde a la cita convenida.
Lleva su mano a la solapa para entregarle un jazmín a la porteñita madrugadora, pero su vista se encuentra con dos cintitas celestes que le penden del brazo, y con malévola sonrisa deja el romance para mejor ocasión.
Suspira con bronca este futuro Coronel del Cuerpo de Infantería América, con las citas de control de los revolucionarios no se puede jugar. Lo peor vendrá después, cuando tenga que fusilar a su amigo Liniers por contrarrevolucionario.


(De su libro: MAYO EN LA SANGRE).

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