viernes, 6 de junio de 2008

ALBERTO COSTANTINO


EL ARTE DE NARRAR

Narrar es algo tan personal que escapa a toda didáctica y enseñar a narrar parece casi imposible. Sin embargo la mayoría de los tratados de redacción dedican varios capítulos a la narración, señalando que, como todo arte, debe someterse a un orden determinado.
Toda construcción obedece a unos principios formales y depende de ciertas leyes psicológicas. Estas leyes y principios de la narración creativa deberán adaptarse al tema elegido por el escritor. No puede desarrollarse de igual modo un cuento que una novela; un drama que un poema narrativo.
Si nos preguntamos ¿qué es narrar?, podemos decir que narrar es contar una o varias acciones. La narración es una escena compleja, y también, un encadenamiento de escenas. La diferencia con la descripción reside en el juego de un factor: vida interior. Mientras la descripción se contenta con fijar el aspecto externo de los hechos percibidos por nuestros sentidos, la narración intenta conocer, además de las acciones, sus causas morales, los sentimientos y el carácter que impulsa a actuar a los personajes en un sentido determinado.
Narrar es escribir para contar los hechos en los que intervienen personas. Narrar el desarrollo de una tempestad, sin eludir más que al espectáculo de las fuerzas movilizadas, es decir una tempestad. La narración necesita al hombre, aunque en algunos casos pueda pasarse sin él cuando personifica individuos del reino animal o vegetal y nos cuenta las aventuras de un pero o de una rosa, a los que en realidad se humaniza. Lógicamente, en toda narración hay también una descripción. Por lo tanto, se puede aplicar aquí la técnica descriptiva, sobre todo en lo que se refiere a la observación y selección de datos.
Lo nuevo y específico de la narración es el principio de la acción. El que narra debe excitar el interés, mantener la atención, despertar la curiosidad.
Leyes de la narración
1) La unidad de la narración se consigue con la búsqueda del punto de vista, es decir, el centro de interés de las ideas y de los hechos. El punto de vista nos servirá de guía para seleccionar ideas: las útiles serán conservadas, las inútiles rechazadas. Esta es en esencia la ley de la utilidad.
Unas veces el centro del interés será el personaje; otras lo será la acción central. En ocasiones atraerá nuestra atención un objeto del mundo material; otras veces será un problema moral el nudo de la narración. Los detalles útiles habrá que buscarlos entre los elementos de la narración, éste trabajo los escritores lo llaman invención o búsqueda de ideas. No olvidar que en una narración hay actores, acción, circunstancia de lugar y tiempo, causas o móviles de los hechos, modo de ejecución, resultado y juicio (implícito o explícito) de los hechos.
2) La narración no es una construcción fija, sino algo que se mueve, que camina, que se desarrolla y transforma. Este movimiento progresivo está regulado por la ley del interés. Porque narrar es contar una cosa, hecho o suceso con habilidad, de tal modo que se mantenga constantemente la atención del lector.
Principios de la narración
¿Cómo se logra el interés? ¿Cómo se mantiene la atención? Para contestar a estas preguntas habrá que recurrir a tres principios fundamentales: arrancar bien, no explicar demasiado y terminar sin terminar rotundamente.
1) Arrancar bien significa que el principio, el buen comienzo, es esencial en toda narración. Hay que evitar los principios blandos, explicativos, lentos. Desde la primera línea hay que buscar un hecho, una idea, una escena o un dato significativo, que atraiga la atención del lector.
2) No explicar demasiado, porque en una narración no deben confundirse nunca con la información. Hay que descubrir a medias un objeto nuevo. No lo descubramos del todo porque muere la curiosidad. Narrar no es explicar, sino sugerir, explicar a medias para que el lector colabore con el autor en la comprensión de la tesis que se le muestra en el relato.
3)Terminar sin terminar rotundamente. La buena narración no debe tener un final definitivo, seco, matemático. Es más bello, más artístico, el fin indeterminado, impreciso, un poco vago. En la vida nada acaba de golpe y porrazo; todos los episodios de nuestra existencia acaban sin acabar y en ocasiones, esos finales son el principio de otro episodio. La vida es una suma, una cadena, cortos episodios son eslabones. Ni siquiera la muerte es un final definitivo.

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