sábado, 30 de marzo de 2019

CARLOS MARGIOTTA


Este mes cumplimos 24 AÑOS 
y
TODAVIA ESCRIBIMOS

Todavía escribimos (1) 
Carlos Margiotta

Repasando la historia de mi familia me doy cuenta de porque estoy aquí escribiendo frente a la pantalla de la computadora.
Tengo copias de los escritos de mis bisabuelos que heredé de generación en generación. Uno había venido al Río de la Plata con Garibaldi, su misión era escribir las crónicas de aquel viaje. Se había casado con una joven polaca que militaba en el socialismo con Rosa Luxemburgo. El otro había combatido en la Primera Guerra Mundial y me dejó las cartas de amor que intercambiaban con mi bisabuela. Ella tejía abrigos en la aldea en la que vivía con los nombres propios escritos en lana para cada clientes. 
La historia de mis abuelos la recuerdo más. Uno de ellos era cocinero de la familia de Victoria Ocampo y dicen las malas lenguas que la escritora se había inspirado en algunos de sus relatos para escribir sus cuentos. Su mujer, mi abuela, tenía una hermosa caligrafía y fue empleada de un estudio jurídico como amanuense. El otro abuelo no sabía leer ni escribir cuando vino de Italia pero de enamoró de una maestra criolla que le enseño las primeras letras, entonces se puso a escribir canciones recordando su pueblo natal y las cantaba por las noches en el puerto de Necohea.
Tengo un cuaderno de poemas escrito por mi padre en Caleta Olivia cuando trabajó de para YPF. Antes de morir me lo regaló diciendo: “No lo leas hasta que me haya ido”. Después comprendí que eran los mi madre recitaba con pasión en las fiestas familiares. Te pareces a la Tita, le decían mis tías.
Mi hermano tiene muchos tratados de Sociología que son textos de la carrera, y su mujer es funcionaria de contenidos del Ministerio de Educación. Mi esposa es Licenciada en Letras y la contratan las editoriales como Jurado en varios Concurso Literarios. Es una gran escritora, creo.
Mi hijo mayor es guionista de cine y televisión y mi nuera, admiradora de Borges, es traductora de ingles. El menor de mis hijos es Antropólogo y escribe ensayos sobre los pueblos originarios de Sudamérica. Su novia cuenta cuentos a los chicos internados del Garraham. Mi hija en cambio vive en París, baila y canta tango, la conocen como La Morocha. Su marido es director de una importante editorial francesa de libros de ficción.
Flor, mi nieta mayor es actriz y escribe obras de teatro para adolescentes. En cambio Catalina, la menor, estudia en el Lenguitas porque quiere escribir en varios idiomas. Mathias, el francesito, gano el concurso Saint Exupery de literatura infantil en Francia, y el más chico, Simón, me contó al oído el otro día, que cuando sea grande quiere jugar en la primera de Independiente y ser escritor: como vos Abu.
Yo dirijo Redes de Papel hace 24 años. Todavía escribimos porque todavía aprendemos. Escribir sana, cura y nos cuida. Escribir crea y recrea, nos relaciona con el otro y nos vincula en lo más íntimo. Escribimos para ser leídos.

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