viernes, 9 de octubre de 2015

Richard Peláez



DANIEL  
Richard Peláez

La señora del abuelo, mandó a Danielito a buscar un caldo en cubitos, para la sopa, de la bodega…
- Pero si hace un rato traje unos
- No, que vayas
- Que si, estoy bien seguro
- Que me traigas de una vez lo que te pedí!!
El niño se dirige meneando la cabeza, seguro que ya se los había alcanzado, cruza la puerta y de repente se encuentra…con su mamá…
…sus ojos se agrandan, llueven inocentes lagrimas, pega un salto a los brazos y explota un grito:
- ¡¡¡¡¡Mamáaaaaaaa!!!!!
Solo se veían cada dos o tres meses, ella debió irse lejos a trabajar y poder juntar dinero para que a él no le falte nada.
Pasaron unos días juntos y ese tiempo fue todo disfrute al máximo, la sonrisa bien amplia de ese gurí (niño) y los ojitos teniendo el brillo de la ternura de madre, que mas pedir, todo era felicidad.
Llegó el día en que la mamá debía volver a la capital y el niño la acompañó a la terminal de buses.
Un beso grandote en el cachete, un pórtate bien no hagas diabluras, un “no te olvides que te quiero mucho” y un “ya vamos a volver a estar juntos”, fueron las últimas palabras…
…se subió al bus y él desde abajo la buscó con la vista para tirarle besitos, la mamá pidió ventanilla para poder verlo mientras de a poco se iba marchando …y se fue…
…y Danielito quedó mirando como su mamá se perdía en el horizonte y no podía hacer nada, se sintió tan impotente …tan desnudo…triste y
defraudado por Dios, tanto que rezó para estar con ella y otra vez se le va.
Se sentía solo, vulnerable, mientras comenzó el retorno, bajó la vista y no pudo contener el llanto , no le importaba que lo vieran …que lo sintieran…
…que lo vieran desgarrado con el corazoncito partido en dos.
Caminó rumbo a la casa, llorando… siempre llorando, los mocos se entreveraban con sus lagrimitas y las palmas de las manos empapadas ya no secaban sus ojos…
…se fue calmando de a poco y pensó:
- No es de hombres llorar, menos que lo vean entonces tomó un atajo y se acercó a una cantera cercana, se agachó y hundió sus manitas y refrescó su carita con el agua turbia para borrar los indicios de su dolor, esperó un poquito hasta que creyó conveniente volver.
- ¿Dónde estabas? ¿Porqué demoraste tanto, te volviste a pelear en la calle?
- No
- ¿Cómo que no, y esa mugre en la cara ?¿me crees tonta?
- ¿Eh ,crees que soy una tonta ,verdad? ahora vas a ver…
la animal tomó un rebenque de cuero trenzado y comenzó a azotarlo y le pegaba por todas las partes del cuerpo, el niño cayó como vencido y se enroscó en si mismo haciéndose chiquito aguantando y ella seguía y seguía, golpe …golpe …y más golpe…
- Y sabes qué ,ahora mismo te vas a dormir, estás en penitencia y no llevas merienda por cinco días …
…no satisfecha aún, le cinchó los pelos para levantarlo y culminó su faena con una bofetada cruel sobre el rostro de aquél gurisito (niño)
….la inocencia como pudo, todo destrozado, sin protestar…y sin llorar, …porqué los hombres no lloran…
fue a cumplir lo ordenado y mientras recibía un puntapié en las nalgas  se decía para sus adentros:
- Si soporté aquella despedida, soporto todo…
Danielito en aquella terminal se había convertido en Daniel.

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