martes, 27 de mayo de 2014

JAEL URIBE



HEROÍNA COTIDIANA
Vengo de la sangre
y de la tierra.
De barro la esencia intrínseca
de mis curvas concéntricas,
de manos laboriosas y llagas marchitas
con difuminadas huellas.
Perdida en los olvidos del valor,
pariendo del alma
a la humanidad ingenua.
Ornada de roles.
Dignificada por los éxitos
de un día cualquiera.
Mis batallas de segundos
son menester en mi agenda.
soy heroína cotidiana
sin lauros,
ni corona.
Mi trono altivo se yergue
en la pureza de mi estela.
Bendecida o maldita
por el roce leve de la burda conciencia
dependiendo de si la daga se levanta
desgarrando mi carne
o se posa en mis caminos
liberando maleza.

CREPÚSCULO
Esparcida entre los restos de un olvido
suspendida tras los átomos
de un universo radical.
La mujer se muere
Fulminada como sal
en su boca de luna distendida
que amenaza
y contrapesa libertad.
Salta del negro al gris
sin mutar existencia
unificando las partículas
de su masa fantasmal.
Es o no es
la preñez de un recuerdo absurdo.
Tiempo y espacio
en la invalidez de un momento más.
La mujer se muere
tras la ordinaria espera,
 en el bólido de viento
que proclama bondad.
Se pierde en la insignificancia
de la estrella que se fuga
para luego detonar,
y sus restos son rocío de fuego
dilatados en la faz.
La mujer se muere la involución,
en el masculino de una mueca banal.
Con la risa enarbolada en su palabra
y en su rostro,
un llanto acre
que ondea sigiloso en los
cordeles de la faz.
Aún así su pellejo parturiente
resiste otro Big Bang,
aunque la fosa clame a gritos el verbo
de su nombre sin parar:
-¡Mujer que emanas angustia!
He aquí el descanso final...-
Y la mujer,
a las puertas del sueño eterno,
se niega a despertar.
SI VAMOS A MORIR


Iremos a morir bajo los párpados cerrados

de la ausencia,

en el angosto color atrincherado entre los ojos

y en los harapos tendidos de la nada siniestra.

Con la frente extendida al sol

como una afrenta,

la boca generosa escurrida de palabras

ante los cuervos ávidos de fiesta.


Seremos semilla germinante

y abono de tierra muerta

presente imperfecto de un futuro

incierto que se acerca.


Si nos vamos a morir

que sea después,

cuando la daga victoriosa parta

y llevemos la cabeza inclinada

hacia la sombra sonriente,

y sobre el pecho las heridas

de una guerra sin mañanas

hilada entre los sueños y la ciencia.

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