lunes, 20 de enero de 2014

Poemas del lector




PALABRAS DE AMANTES
 
Amor sublime, penetrante,  cadencioso,
errante, envolvente y misterioso.
Amor escapado, hallado y entendido,
descubierto, asombrado y aprendido.  
Pieles profundas, resbaladas, magnificas,
imantadas, reflejadas y dormidas.
Pieles extensas, atravesadas, egoístas,
enmarañadas, agotadas y convertidas.
Manos etéreas, acariciantes, serenas,
firmes, suaves, dulces y perfectas.
Manos hablantes, sabrosas, circunspectas,
Poderosas, humildes, alocadas y convexas.
Bocas sedientas, húmedas, indiscretas,
sensuales, tentadoras y sugestivas.
Bocas besantes, cariñosas, reflexivas,
melosas, sabrosas y cautivas.
Amantes escondidos, plácidos, existidos,
silenciosos, colmados y extasiados.
Amantes eternos, apasionados, enloquecidos,
arrancados, entregados y admirados…
                                                                  Liliana Inés Fiardi

EL INDIO NO ES EL QUE MIRA USTED...

El indio no es el que mira usted
en el catálogo de turismo,
cargando bultos
o llevándole comida a la mesa.
Tampoco el que ve desde la ventanilla
y pide monedas haciendo malabares,
ni el que habla una lengua muy otra
y resiste fríos nocturnos.
No, el indio está adentro,
y a veces se le sale, acéptelo,
aunque lo entierre en apellidos,
aunque lo socave bien
y niegue su manchita de infancia,
ahí está, acéptelo.
Y si aparece esa agua rancia,
voraz, el aguardiente que inflama,
ya verá que se le sale,
el indio empuja con su fuerza de siglos,
emerge ardoroso y se le sale,
con lo guardado,
con lo que dura doliendo.
No, no es otro,
el indio soy yo,
a ver, repita conmigo.
                                                             Alan Mills

RETORNO

Mientras la noche avanza,
desde la altura vana
de mis ochenta años,
me asomo a la barranca
donde viven los sueños
que no se concretaron…
Yo sé que hay otra vida.
Por eso no le temo a los gritos lejanos
de los niños que fuimos…
Porque sé que otra vez volveremos a vernos.
Sé que repetiremos,
mejorada, la chance que nos
dará el Destino.
Y los seres amados
me dirán simplemente
cuando llegue a la meta:
“Aquí estás, nuevamente:
Te estamos esperando”.
                                    Blanca Soledad Moncada

                                          POR ESO YO SUEÑO

Mamá no habla. La veo sentada, mirando la luna, en noche estrellada.
Mamá solo piensa. E imagino sus sueños, abrazando abrazos y sembrando besos.
Tal vez solo sueña, que un príncipe azul de su corazón la quiere hacer dueña.
Mamá no sonríe y cambio los sueños por otros reales,  por otros sublimes.
Sé que me quiere y en ese momento, me mezclo en su abrazo, me cuelo en sus sueños.
Y sé que me ama. Me paro a su lado, acaricio sus canas y le robo unos  besos.
Y aunque ya hace tiempo se hizo invisible, igual yo la veo
Hoy solo espero. Los hijos ya grandes, vendrán con sus sueños a robar los míos.
Por eso yo sueño y como ella, me siento callada, mirando la luna, en noche estrellada.
                                                                                                                      Mary Vicy

LAS LÁGRIMAS DE LOS RECUERDOS

Con el transcurso de los años
las lágrimas humedecen los recuerdos
suelen rociar flores en los canteros
y regar las huellas del camino
Iluminar  nuestros costados
con los fraternos abrazos del amigo
y llenar los bolsillos
con la música celeste de los ríos
Pueden colocar a nuestro lado
el pan, el techo, el fuego,
y el alivio del aire libre, tibio,
con sus dos brazos extendidos
También inundar con temporales
los angostos y oscuros senderos
laberintos, desérticos desfiladeros
territorio de las pérdidas más sufridas
Nublar nuestras retinas
en aquellas noches profundas
en plena orfandad de lunas
con la cerrazón cautiva
Los espectros de metal y fuego
uniformados que aparecen en desfile
apagan las luces y dejan huérfanos
nuestros ojos desaparecidos
En fin se humedece con lágrimas
aquello que fue presencia viva
salpican página tras página
y así, así anda la vida
                                            Alberto Noguerol
               

                                                LUCHANDO

Interminables focos de dolor se hamacan en mis labios
Se empujan, compiten por llegar a mi garganta
Mi reino de las angustias se llena de frases tuyas
Y tus ojos recorren mis pupilas hasta adentrarse en mi infierno
Mis dudas se sofocan al oírte y se catapultan al pantano de mi odio
Entre tantas manos que no me toman, las tuyas desaparecen en otros brazos
Ahora es tiempo de que la lluvia haga su parte
Mientras lucho por escupir las mañanas que te fuiste
                                                                                           Hernán Sánchez

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