sábado, 1 de diciembre de 2012

LILIANA LA GRECA




AJUSTE DE CUENTAS

Cinco minutos de paz, cinco minutos de gloria. Un largo camino y los obstáculos de siempre. Pero hoy no. Hoy es el día, es el momento en que aquel sueño, siempre tan intangible deje de ser una ilusión vana.
El chirrido agudo del pasador de la puerta del jardín  lo confirmaba. Habías llegado.
¿Venganza o justicia?, quién podría saberlo. Pasos seguros y pausados con zapatos finos.
Puedo intuir tu mueca soberbia y altanera. Tu ropa impecable de caída perfecta y yo con toda esa bronca acumulada por años, pensando una y otra vez en el camino del dolor, en cómo vengar aquella espina que una y otra vez revolvías en mi herida.
Pero hoy había dejado de sufrir. Como una ola fresca apareció hace poco la mágica idea. Hoy, sabía cómo hacerte una herida profunda, dolorosa. La peor. Tal vez la más denigrante y cruel para ti.
El timbre sonó y todo mi ser comenzó a disfrutar el placer de la próxima venganza. Tomé el instrumento para lograr mi cometido de arriba de la mesa. Abrí la puerta. Y fue entonces cuando con absoluta premeditación…me coloqué los anteojos, te miré de arriba abajo y luego de darte un beso te dije…¡qué gorda estás!.

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