miércoles, 26 de diciembre de 2012

CELIA ELENA MARTÍNEZ



EL SECRETO DE MARCELINA

Marcelina se había casado muy joven con un hombre rico y de la alta sociedad. Ambos pertenecían a ésta. Después de un tiempo de desposados le había dicho a su marido que necesitaba un día libre en la semana, dado que se sentía asfixiada por la rutina.
-Un día para practicar deportes, ver amigas, hacer un curso de teatro, lo que fuere. -Qué día quieres, Marcelina- inquirió el marido-. Podría ser los lunes- respondió ella, ya que pasamos los fines de semana juntos-. Está bien le respondió su cónyuge- aunque estaré un lunes sin ti. -Es solo un día- contestó Marcelina-un día a la semana-.
Todos los lunes se iba Marcelina temprano y volvía a la noche tarde, charlaban sobre lo que había hecho ese día y le contaba su rutina, de gimnasio por la mañana, almuerzo, después del aperitivo con amigas, shoping, aunque era poco lo que compraba, a veces jugaba a las cartas con otro grupo o tomaban el té, eso sí antes de volver pasaba por el Súper, volvía para la cena y todo trascurría felizmente, se la veía menos agobiada y esto tranquilizaba a Felipe, su esposo.
Fueron pasando los años y seguían con los mismos hábitos. Ahora en la madurez ya era una costumbre y Felipe no mencionaba más ese primer día de la semana, ni demandaba sobre lo que Marcelina había hecho.
Felipe murió, y Marcelina acentuó sus salidas, con los hijos grandes y casados, no les preocupaba el tema.
Un día la vieron llorar profundamente, y comenzó a usar luto, todas las semanas iba al cementerio, cuando fue inquirida por sus hijos les contó que había muerto su mejor amiga, ya anciana trajo un día una urna con cenizas que contó eran las de su amiga. Hasta que una noche  enferma y pensando que pronto llegaría también su final le contó a su nieta menor algo que escondía en el fondo de su corazón. Su pequeña princesa, como solía decirle, estaba muy enamorada  y sufría por ello. -Lucha por ese amor, si es verdadero lucha hasta el final, no sabes lo que es sufrir por un amor- le dijo. Ésta le contestó -Pero, si tú fuiste muy feliz con el abuelo, abuela-. Marcelina, tomándola de las manos le contó una historia.
Sufrí mucho, mijita…Tenía un gran amor, a quien sólo veía los lunes, tú no sabes los secretos que podemos esconder las mujeres durante toda la vida, secretos grandes como un océano…
Marcelina era lesbiana.  

No hay comentarios: