LOS ÚLTIMOS HUMANOS
Escaleras de hospital... arriba y el tiempo
se escapa. Mascaras vivientes que intentan conservar la humanidad, suma de
átomos conformando materia ósea, cubiertos por la gastada piel principio de
combinaciones de la especie.
Se entrechocan los sonidos, son voces que
piden compañía, cuentan historias, ríen y se quedan con su diálogo solo.
Campanitas celestiales están avisando que
pronto pasará el tren, es hora de marchar, algunos se resisten, otros en un
sueño dejan sus mochilas con todo lo que habían acumulado y se van, y se van
extendiendo sus manos... Estaba desierta la calle, los pocos habitantes que
deambulan desconsolados. Atónitos se quedaron al ver un ángel que descendía
desde el cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano sobre el
campo de guerra, allí donde la muerte, la bronca, el llanto y el odio se habían
instalado.
Los monitores en el Planeta Chenson reciben
estas imágenes terrestres, los científicos analizan minuto a minuto lo que
estaba sucediendo, el dragón en danza triunfal airoso y soberbio desafía a la serpiente que ondulante y prepotente se enfrenta en un juego mortal,
sin importarle nada ni nadie solamente
en su condiciones de poder vencer y mostrarse ser el mejor, sus
objetivos vencer, matar, dominar,
exterminar y para luego descansar ambos bajo el solo llenos de gozo y felices compartiendo el ideal.
Planeta Chenson, distante a millones de
kilómetros, que podemos hacer se están preguntando los científicos metálicos
para detener al dragón y a la serpiente... los humanos ya no pueden vivir, respirar,
comer, seguir su evolución, debemos capturar a las bestias, esa civilización
nos interesa salvar.
Mediante un llamado solidario desde Chenson se escuchan las sirenas con
urgencia, habitantes de otras galaxias advierten el pedido y están a disposición de los terrestres.
Los árboles y la vegetación se desvanecía,
los animales agonizaban, el aire contaminado no permitía ya la vida, el agua
imposible de beber, estallidos, misiles, fuego mucho fuego, dolor, muerte, todo
ya era gris, el planeta estaba desolado,
solo eran ya agujeros, ventanas, puertas, edificios, silencio, y mas silencio,
ya nadie reclamaba nada, nadie decía nada, solo se escuchaba respirar en aquel
hospital perdido en medio del desbastado planeta, se apagó la luz, los
científicos no pudieron seguir con la
investigación, las imágenes se perdieron en de los monitores, al apagarse la
luz, la especie en cuestión se desintegró en el espacio.
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