jueves, 4 de noviembre de 2010

TERESA QUIROGA DE JUÁREZ


SER PÁJARO

¡Qué maravilla! ¡Si pájaro yo fuera!
...Como aquel, que vuela tan alto y sereno
o el de las plumas blancas... o aquel moreno...
No importa cual... un pájaro cualquiera.

Ser como aquella ave que, dulce, enamora,
con su canto tenaz a duendes y hadas,
colgando en el cedro su tibia morada
junto, muy junto, al capullo que aflora.

Colmados los ojos de campos agrestes,
volar, despreciando el miedo al fracaso;
y, a la hora en que el sol bosteza el Ocaso,
osada, cruzar el camino celeste.

¡Que sí!...¡Que ser pájaro quisiera!
Con mis alas tronchar las nubes y el cielo
así, en un trino, llevar mi encanto y mi celo
al alma de mi alma, que sé que me espera.
CONVITE

El viento, en mi cara, musita canciones
y arias soleadas que, en nimias porciones,
arrancan jirones de las cicatrices
sacando de mi alma recuerdos felices.

Un largo camino se extiende, sereno,
con vivos colores y un vientre moreno.
Hay charcos que miran a las mariposas
que danzan altivas cual núbiles diosas.

La oscura melena de azul se me pinta,
y ahogo a la pena bebiendo esa tinta.
Tu voz, que yo espero, escucho, arrobada,
mirando el sendero feliz, encantada.

Mis pies se desprenden, descalzos, livianos,
del húmedo suelo, trivial y mundano.
Al fin, me deslizo con fieles suspiros,
envuelta en mil rizos, y hollando zafiros.
SÁBADO

El bar...
cobijo genial.
Gente como uno.
Alcohol, aspavientos y humo.
Desde la calle
el eco de otra noche
de risas y derroche...
Detrás del cristal
dos ojos niños nos miran...
Detrás del cristal,
dos pies descalzos, se enfrían.
BAHIA DE LAS ROCAS

Gráciles voces marinas;
ensueño azul, placentero.
Honda frescura el sendero
por donde mi pie camina.

Oleaje cauto y copioso;
viento poeta en las rocas.
Dulce sonrisa en la boca
de la sombra que me espera.

Dame la mano, amor mío,
que el agua añil me retiene,
y sólo tu fuerza puede
embarcarme en tu navío.

Dame la mano que anhelo
el calor que he perdido
y susúrrame al oído
las palabras que yo espero.

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